Spyderco Ouroboros G-10
Todo un cuchillo plegable
Conocí a Sal Glesser hace unos 30 años cuando vino a España con Austin Sheridan a promocionar sus armas blancas. Rápidamente nos caímos bien y pude observar cómo era una navaja de verdad, hecha a conciencia y con la mayor tecnología del momento. A partir de entonces ha sido casi una cita obligada en la feria IWA pasar por su estand, donde me suelo encontrar a su hijo Eric y a Joyce Laituri que siempre tienen a bien mostrarme todas las novedades.
En esta oportunidad, entre todo lo que vi comenzaré por el Ourobos.
Un nombre con historia y leyenda
El ouroboros o uroboros viene del griego ουροβóρος [ὄφις] y significa serpiente que se come la cola. Simboliza el ciclo eterno en el que tantas religiones coinciden: cristianos, judíos, musulmanes y hasta el antiguo Tengri de los mongoles; todo ello para sintetizar el esfuerzo eterno, la lucha eterna.
Los ouroboros y sus mitos se remontan a los jeroglíficos encontrados en la cámara del sarcófago de la pirámide de Unis, en el 2300 a. C. En la mitología nórdica, tan rica en imágenes y gestas, es la serpiente Jörmundgander que al crecer tanto pudo rodear el mundo y apresarse su propia cola con los dientes.
Esta leyenda fue divulgada más ampliamente por la literatura de entre guerras del siglo XX, donde el deseo por la consecución del saber oculto hacía que los iniciados se encararan con las fuerzas elementales de la naturaleza, temibles y monstruosas.
Bajo la óptica de la alquimia renacentista, simboliza la unidad de todas las cosas, las materiales y las espirituales, que nunca desaparecen, sino que cambian de forma en un ciclo eterno de destrucción y nueva creación, al igual que representa el infinito.
El escritor inglés de origen irlandés Eric Rucker Eddison publicó en 1922 una novela de mucho éxito titulada La serpiente Ouroboros, de ambientación épica, que sirvió para divulgar la leyenda en el mundo anglosajón y sobre todo germano, donde los nazis buscaban todo tipo de saber oculto. En el plano académico varias generaciones de profesores universitarios comenzaron a estudiar el tema ampliamente. En la actualidad al mito del Ouroboros se lo toma como un antecesor de la obra de Tolkien.
Compacto: es la palabra
Lo primero que llama la atención es su hoja ancha y robusta y cuando vemos el arma abierta aparece la similitud con el Ouroboros, pues el primer tercio de la empuñadura, pomo o monterilla reproduce en cierta forma las líneas de la hoja. Esta dualidad sería la que el diseñador Paul Alexander ha aprovechado para denominar de tal modo a su obra. Su proyectista es doctor en filosofía de la ingeniería mecánica y su trabajo principal es la industria automotriz. Es quizás uno de los creadores actuales más activo, ya que tiene más de cien patentes otorgadas.
La hoja se asemeja a su contrapartida arbórea, ya que es simétrica, tiene dos mesas perfiladas desde su lomo.
Próxima al agujero que sirve para su apertura, encontramos la bigotera. Ésta nos permite calar nuestro dedo índice en ella y así evitar que en caso de hacer una punción con fuerza, nuestra mano se pase por el filo de la hoja. De esta forma los dedos quedan bien ajustados al contorno de la empuñadura y mantiene una sujeción muy firme, tanto en la punción como en el corte hacia atrás o de “degüello”. Este diseño tan curioso y apropiado de la hoja hace que no sea necesaria ninguna defensa para nuestra mano.
La hoja es de acero inoxidable VG-10 y tiene una longitud de 72 mm., con 64 de filo recto y un espesor de 2,5. Y hablando de dimensiones, la navaja abierta mide 175mm. y cerrada 106. Al hallarse en esta posición, su punta queda totalmente introducida en la empuñadura.
Utiliza un cierre que la empresa siempre ha llamado de compresión, para entendernos, es un Liner invertido, pues se halla en el lomo de la empuñadura y no en su parte inferior. Es ambidiestro, ya que podemos alcanzarlo con el pulgar de la derecha o de la izquierda con igual facilidad. Este sistema patentado por Spyderco ofrece una seguridad completa al inhabilitar por interposición el cerrado de la hoja. Un aspecto muy llamativo es la empuñadura, que tiene un segrinado perfecto que permite un asimiento firme, aún con las manos mojadas. En ella encontramos el cásico gancho de transporte, que podemos colocar de un lado u otro. Esta posibilidad ambidiestra lo mantiene siempre con la punta hacia abajo.
El Ouroboros es un todo terreno
Desde hace años en los deportes al aire libre, como la caza, ha habido un cambio de mentalidad y los grandes cuchillos han dejado su sitio a las navajas. Salvo en aquellos deportistas que aún rematan a cuchillo, todos nos hemos ido a la comodidad de una hoja corta, ligera y bien afilada para cualquier menester, desde cortar el bocadillo o un cabo a desollar.
Teniendo en cuenta la legislación de cada país o región donde llegue esta revista, veremos si se puede portar. De poderse, es una compañera ideal en la vida cotidiana de cualquiera que necesita abrir un paquete, sacarle punta al lápiz, etc. Sé que, en general, las reglamentaciones que atañen al uso cotidiano de una navaja como ésta son muy ridículas, pues han sido desarrolladas por personas sin conocimiento de causa y en donde la prohibición es su deidad central; pero son las que son y debemos acatarlas.
Nota: agradezco la cesión del material para la redacción de este artículo a J. Esteller, S.L., Polígono Industrial Molí dels Frares, Calle C, nº34, 08620 S. Vicenç dels Horts, Barcelona, tel: 936 724 510, fax: 936 724 511, e-mail: jesteller@esteller.com
Saúl Braceras