El sueño de un cazador

Zimbabwe/Sudáfrica

A primeros de agosto, me visitó mi hija Sandra. Ella, que como ya sabes estimado lector, es nuestro outfitter en Sudáfrica. Tenía previsto hacerme el favor de acompañar a Beni en su cacería de elefante en Zimbabwe, pero tiene un safari en Sudáfrica por las mismas fechas y le es imposible acudir, así que me “sacrificaré” e iré yo. Nosotros chequeamos personalmente cualquier nuevo destino antes de mandar clientes, Sandra ya había estado en este campamento en primavera, pero a pesar de ello, iremos con el primer cliente a comprobar que todo va, tal como nosotros exigimos en cada uno de nuestros destinos de caza.

Amanece en el Limpopo.

Al día siguiente de su marcha, me dirijo al armero y saco mi Bergara BX11, mi rifle favorito, pues es desmontable, multi-calibre, súper preciso y más barato que cualquiera de sus competidores. Si él hablara, entre ambos habría una conversación que más o menos sería así:

-¿Nos vamos de caza, jefe?

-No, voy a ponerte la culata de plástico.

-¿Nos vamos a poner de barro hasta la boca?

-No, te voy a poner también el cañón gordo del .375H&H.

-¿Y eso?

-Nos vamos a Zimbabwe.

-¡Bien!!! ¿Viene también la jefa Sandra?

-La verás en Sudáfrica a la vuelta, estaremos unos días con ella y algo cazaremos.

Andrzej en el hide.

-Me gusta la jefa, me maneja con cariño y se nota que sabe lo que hace.

-El día de mañana será tu propietaria.

-¡Qué bien! ¿Cuándo?

-El día que yo falte.

-Es igual, no tengo prisa.

-Lo mismo dice ella. Ahora cállate que voy a regularte el visor S&B 1,25-4×24

Después de montarle el visor y hacer una primera aproximación, a base de mirar por el interior del cañón, a una farola situada a 160 metros de la ventana de la buhardilla de mi casa y sin mover el rifle, centrar la retícula en dicha farola, moviendo las torretas de regulación del visor, preparo las siguientes cargas:

-Puntas Barnes TTSX (mono-metálica con punta de plástico para facilitar la expansión) de 250 grs sobre 75 grs de pólvora Vectan SP11. Velocidad en boca de cañón 840 m/s, munición para un disparo a los pulmones de un Búfalo y para antílopes grandes.

-Puntas Hornady DGS (con núcleo de plomo-antimonio muy duro y una envuelta de acero revestido de cobre. Esta bala, mantiene la integridad y la retención de peso, incluso cuando penetra a través de la piel y el hueso más duro de los grandes paquidermos) de 300 grs sobre 74 grs también de SP11. Velocidad en boca del cañón 800 m/s.

No me cansaré de insistir en que, si vas a ensayar las cargas que he mencionado, procede como es debido, comenzando con un 10% menos de pólvora para ir aumentando gradualmente, el peso de la misma, vigilando cualquier síntoma de sobre-presión. Extrema las precauciones, cuando como es este el caso, empleamos puntas mono-metálicas, que se comportan de forma diferente a las que llevan plomo en su interior.

Ambas puntas con esas cargas de pólvora impactan aproximadamente en el mismo lugar a 40 m., que es la distancia máxima a la que se dispara a un elefante. Regularé pues con la TTSX a 200 m., pues es ésta con la que puedo necesitar disparar a larga distancia.

 

1 de septiembre

Salgo pronto de Sant Carles de la Ràpita, me espera mi amigo Joan en Argentona para llevarme al aeropuerto de Barcelona y quedarse él con mi coche, ahorrándome así la estancia por 15 días en el parking de larga estancia.

Hoy solo he tenido que explicar la normativa de IATA respecto a la munición dos veces, por lo que me despachan rápidamente. En España han puesto una tasa para poder embarcar el rifle, que unida a lo que cobra la compañía de vuelo por este concepto, significa 160€ por trayecto. Económicamente sale más a cuenta alquilar el rifle a la organización del safari.

 

2 de septiembre

Brain shot.

Hago escala en Frankfurt y en Johannesburgo, allí debo volver a facturar el equipaje y un empleado de Air Zimbabwe, bastante prepotente, me dice que debo sacar mi caja de munición de la maleta, le explico en inglés qué dice al respecto IATA y me responde que Air Zimbabwe tiene normas diferentes. Afortunadamente, una compañera suya, harta de oírle decir tonterías, se acerca y le dice que está equivocado. ¡Mi lucha por este tema no terminará nunca!

 

El control de armas en el pequeño aeropuerto de Bulawayo es muy sencillo y partimos rápidamente hacia el sur, llegando al campamento a tiempo para la cena.

 

3 de septiembre

Nos levantamos a las 3,30 a.m. y nos dirigimos hacia el Limpopo, río que constituye la frontera entre Zimbabwe y Sudáfrica, en gran parte en la zona del Kruger National Park. Antes de comenzar la caza, comprobamos el centrado de los rifles. El mío no se ha movido, pese a haberle desmontado el cañón, pero el de mi amigo y cliente, Beni, impacta bajo y tras subirle 30 “clics” de 10 en 10, sigue impactando bajo. Le sugiero que suba 30 clics más y baje 20 por si el retículo ha quedado agarrotado. La maniobra da resultado y el rifle queda finalmente centrado. Me extraña mucho que esto haya ocurrido en un visor de la categoría de Swarovski.

BX11 del .375 Holland & Holland.

Controlamos una primera zona del Limpopo, pero solo hay huellas de hembras y crías. Por la tarde nos dirigimos al otro extremo de la concesión, que tiene 100 km de ancho con el Limpopo por límite y allí vemos que no menos de 6 machos grandes que cruzan de noche a nuestra área de safari para beber y alimentarse, pues en el Kruger carecen de ambas cosas por exceso de población y también por la sequía. Hacemos una espera hasta que anochece y no cruza ninguno. Regresamos al campamento bastante cansados.

 

4 de septiembre

Nos dirigimos a la zona centro del área de safari, encontramos huellas frescas de elefantes, pero por el tamaño de las mismas entendemos que se trata de hembras, crías y machos jóvenes. Bajamos hasta el Limpopo y cuando paramos a inflar los neumáticos que hemos desinflado previamente para que no se hunda el 4×4 en la arena del río, aparecen un policía de paisano, otro de uniforme y un soldado. Le piden la documentación al profesional y cuando éste se cansa de que lo interroguen, éste le pregunta al policía qué pasa con los contrabandistas que están sentados ahora mismo en la orilla del río. El policía le responde que no son contrabandistas, seguro que pescadores tampoco, pues el río está totalmente seco. Todos sabemos que los agentes están allí para recoger el soborno que les dan los traficantes. Vemos varios grupos de contrabandistas a diario, muchos de ellos son incluso mujeres y niños, traen productos de primera necesidad tales, como pan o papel higiénico desde Sudáfrica a Zimbabwe, pues en el país ya no se produce prácticamente nada, el gobierno de Mugawe lo ha arruinado.

Con Carl y el doblete de cebras.

Hoy he recibido información de un artículo escrito en La Vanguardia sobre mi hija Sandra, cazadora profesional que aparece en una foto con un elefante abatido. En dicho artículo hablan sobre la reducción de la población de elefantes debido al furtivismo. Este tipo de periodismo de baja calaña, mezcla la caza legal con el furtivismo para aprovechar la corriente de opinión anti-caza, sin tener en cuenta que gracias a la caza legal y al dinero que ésta genera, hay recursos para luchar contra el furtivismo. Me extraña que una publicación como La Vanguardia que creía seria, caiga tan bajo; además, mienten cuando dicen que mi hija trabaja para otra empresa, trabaja para ella misma en Carlos Mas Safaris – Sudáfrica.

Amigos cazadores, tened en cuenta este hecho de La Vanguardia, a la hora de comprar la prensa.

 

5 de septiembre

Ayer unos empleados de la compañía de safaris, vieron a las 10 de la mañana dos elefantes machos donde estuvimos el primer día por la tarde y encontramos las huellas de éstos cruzando el río. Salimos muy temprano y nos dirigimos hacia allí con lo imprescindible para dormir un par de noches si es necesario.

Con Sandra y un buen trofeo de ñu azul.

Lo primero que hacemos, es repartir rastreadores e ir al lugar donde fueron vistos los animales. Encontramos con facilidad el lugar, pues es un río seco, afluente del Limpopo, donde los animales han excavado pozos hasta encontrar agua. Vemos que esta noche han regresado y que uno de los dos es un gran animal.

Chequeamos el Limpopo y encontramos las huellas de un grupo de hembras con crías acompañadas por tres machos. Están en una zona muy espesa y no queremos molestarles, pues debido a la presencia de hembras y crías, alguno de los machos podría atacar y tendríamos que dispararle en defensa propia, aunque no fuera un buen trofeo. Al mediodía y desde el campamento vemos en la orilla nyalas, el macho es un gran trofeo. En un recodo del río que conserva agua, hemos visto un cocodrilo.

Salimos por la tarde en dirección al grupo de machos y hembras para ver si han salido de lo espeso. “cangela lo esporo, n’dou” (mira las huellas, elefante) “matota unculo?” (¿macho grande?) “yebo” (si).

Contrabandistas.

Los elefantes están en el final de un barranco y nos acercamos por la ladera con el aire a favor, los barritos resuenan en el barranco y ponen el vello de punta. Vemos dos de los machos y varias hembras desde la altura. Ninguno de los machos es un buen trofeo, son muy grandes, pero todavía jóvenes. Finalmente, salen barranco abajo y nosotros bajamos al fondo del mismo; de improviso, un revoco de aire les lleva nuestro olor, las hembras comienzan a barritar irritadas y nos retiramos hacia el final del barranco, pero un grupo de dos hembras y dos jóvenes nos atacan. Ben, el PH jefe grita, “correr”, él vocifera para hacerles regresar, pero siguen atacando. Los trackers corren cual alma que lleva el diablo, pienso que siendo el más viejo me quedaré el último, mientras acerrojo poniendo un cartucho en la recámara; corro todo lo que puedo, oigo un golpe a mi espalda y veo a Beni que ha caído, pero se levanta, llegando a la ladera. Escucho dos disparos y al girarme para defenderme, pues ya no tengo ruta de escape, veo un elefante caer aparentemente fulminado. Se levanta de nuevo y lo seguimos hasta que finalmente Mikel, el PH auxiliar, le da el tiro de gracia para evitarle sufrimientos. El animal es una hembra a la que, si los profesionales no hubieran abatido, habría matado a alguno de nosotros. Nos apena el resultado del día de caza, pero no había otra salida, era su vida o la nuestra.

 

 

6 de septiembre

El medio de transporte más común en Zimbabwe.

Por la mañana, visitamos el final de la concesión, donde el río Buby se une al Limpopo. Todas las huellas de grandes elefantes muestran que han cruzado a nuestro lado y regresado de noche al Kruger National Park del lado sudafricano. Encontramos y retiramos algunos lazos de alambre para capturar antílopes. El alambre está terminando con la fauna en Zimbabwe pese al esfuerzo de los guardias del gobierno para evitarlo.

 

Cuando llegamos al campamento, nos informan que, desde el mismo, han visto en el lado sudafricano del río, varios machos de elefante esperando la noche para cruzar. Colocamos observadores hasta las 19 h. y uno de ellos tiene delante un grupo de machos que todavía no se decide a cruzar. Nos acostamos temprano pues mañana hay que madrugar mucho, desde la cama oímos a las 21 h. barritar muy cerca a los elefantes.

 

7 de septiembre

Los PH se levantan a las 2 a.m. para patrullar el río con sus vehículos con la intención de retener a los elefantes que hayan cruzado a nuestro lado del río. La treta da el resultado contrario, pues en cuanto amanece (a las 5,30 a.m.) comprobamos por las huellas impresas en la arena del río, que los 12 machos que cruzaron anoche, ya han regresado, algunos de ellos corriendo.

Nos dirigimos al otro extremo de la concesión, a la zona de una mina abandonada, distante 100 km del campamento de tiendas que estamos usando ahora. Tras recabar información, encontramos rastros en la orilla del Limpopo y a las 12 del mediodía iniciamos su rastreo. En el grupo de elefantes vemos por las huellas que hay algunos de gran tamaño. Observo que los elefantes comen corteza de baobab, árbol que en ocasiones tiene 5.000 años.

El día es muy caluroso y después de tres horas de marcha, llegamos a la pista que hace las funciones de carretera, habiendo perdido el rastro. Los trackers se abren en ala y vuelven a encontrarlo, iniciamos una aproximación rápida subiendo y bajando tres colinas consecutivas. Cuando tenemos a los elefantes a la vista, comienzo a notar mucho calor y a marearme, el aire que exhalo extremadamente caliente. Me siento a la sombra y bebo dos botellas seguidas de agua, parece que es lo adecuado, he conseguido bajar mi temperatura y me siento mejor. Cuando se entera Beni, que es médico, me riñe, pues he sufrido un golpe de calor, que podía haber sido fatal. Debía haberle avisado al sentir los primeros síntomas.

Puedo contar todavía un grupo de ocho elefantes donde hay un macho joven y el resto son hembras y crías, a nuestra izquierda hay otro macho a la sombra de una acacia, muy grande de cuerpo, pero todavía joven y con poco marfil. En la colina hay un grupo de cinco machos, pero el mayor de ellos tiene los colmillos largos pero delgados, calculándole 25 libras. Beni quiere cazar un elefante grande y ninguno de estos da la talla.

Al llegar al campamento, han visto en el lado del Kruger un macho muy grande, esperemos tener suerte mañana a primera hora.

 

8 de septiembre

Recorremos de nuevo los alrededores del campamento de tiendas y comprobamos que, una vez más, los cuatro grandes machos que conocemos, han vuelto a cruzar el río de noche y regresado al Kruger antes de amanecer. Por algo han llegado a ser grandes y viejos, porque son listos.

Entrada de la TTXP.

Tenemos la información de que en un punto del Limpopo que conserva agua, hay un macho de hipopótamo, hacia allí nos dirigimos. Después de tres horas de coche y una caminata, llegamos a donde debería estar el hipo. El macho es en realidad un grupo de cuatro hembras y una cría. Identificar y valorar un animal de éstos es muy difícil, nos toma más de una hora analizar uno por uno, hasta que estamos seguros de que no hay ningún macho entre ellos.

 

Me reúno con el outfitter y acordamos que Beni pueda regresar a precio de coste, el año próximo en la mejor época (febrero-marzo), cuando los elefantes del parque salen a comer maíz en las plantaciones y es entonces, cuando hay muchas más posibilidades de conseguir el gran trofeo que quiere Beni.

 

9 de septiembre

Nos dirigimos al aeropuerto de Bulawayo y volamos a Johannesburgo donde nos recoge uno de los profesionales que trabajan para mi hija, desde la capital, pese al intenso tráfico de fin de semana, en poco más de dos horas, estamos en su bonito lodge, Kambaco, donde nos reunimos con tres españoles más que están cazando, dos de ellos con arco.

 

10 al 13 de septiembre

En el campamento, además de Beni y su amigo George que han llegado conmigo desde Zimbabwe, están los arqueros Joan y Freddy, el veterano Emilio a por facos y un viejo conocido tuyo estimado lector, mi amigo y compañero de aventuras Andrzej, además de los correspondientes PH que los atienden. Permanezco pues ayudando en lo que puedo y procurando no estorbar.

Gusano de mopani y cartucho .375 H&H Mágnum.

Uno de los profesionales usa un Máuser M98 de acción estándar customizado para disparar el largo cartucho del .375H&H. La modificación, consiste en limar un lateral del puente, donde estaba la guía para el cargador militar y el cabezal del cerrojo, para que sea capaz de expulsar tan larga vaina.

 

Vamos de compras a una armería y veo con envidia la enorme oferta de pólvora para recarga que venden libremente. No pregunto los precios por no disgustarme, pues en España el importe se incrementa debido a lo caro que se hace el transporte de la misma, consecuencia de la legislación que sufrimos.

 

14 de septiembre

Salgo con Andrzej, su PH Carl y nuestro outfitter, mi hija Sandra. Mi intención es cazar un buen ñu y algunas cebras cuyas pieles nos han encargado. Comenzamos a carrilear y vemos un grupo de ñus entre los que hay tres grandes machos, uno de los cuales califica Sandra de monstruo. Echamos pie a tierra e iniciamos el rececho, los ñus salen corriendo varias veces, son animales realmente esquivos. En el borde de un claro, descubre Sandra a un viejo conocido suyo, un buen ñu solitario, muy abierto al que ha intentado dar caza repetidas veces. Antes de ponernos a tiro, sale corriendo y nosotros tras su rastro, después de una buena caminata, veo algo que me llama la atención en el espeso bush; mirando con los prismáticos, vemos que es el ñu, pero no me da tiempo a tirar.

M98 customizado para disparar .375 H&H.

 

 

 

 

 

Por la tarde, volvemos a encontrar el grupo de ñus con los tres machos, los recechamos de nuevo y durante el rececho, damos con una manada de cebras de Burchell, hay un macho que está muy tapado por la vegetación a unos 150 metros. Confiando en el poder de penetración de la TTSX del .375H&H, le disparo, alcanzado en el cuello. Cae sobre su huella, el resto de cebras, da una pequeña carrera y, como es habitual en ellas, se detienen a esperar al caído, Sandra ordena disparar a otra también grande, está a 200 metros y tiene la paleta tapada por un tronco, pero tengo un buen apoyo y la cebra está terciada, así que confiado en la potente munición que estoy disparando, le tiro al codillo un poco trasero. La cebra sale corriendo visiblemente tocada, la seguimos y vemos que se mueve en el espeso bush. Carl cree que es la herida y cuando sale tras ella, le digo que veo en el suelo a la nuestra caída. El error nos hubiera podido costar el abatir una tercera cebra. En realidad, esta segunda cebra ha corrido unos 50 metros tan solo después del disparo. Observad las fotos de la entrada y salida de la punta TTSX de 250grs y del abundante rastro de sangre que ocasiona al atravesar totalmente al animal por grande que sea éste.

Oferta de pólvora en Sudáfrica.

Hemos tenido suerte y cobrado dos machos con la piel intacta. Cortamos ramas y arbolillos para hacer un camino desde la pista hasta las cebras y las cargamos en el coche de caza de Sandra empleando el cabrestante. Ya es tarde, así que vamos a recoger a Andrzej que está de espera en un abrevadero con su nuevo arco. Ha disparado con él también a otra cebra, pero ha huido herida, la pisteamos y tras unos 2 km Carl y el tracker, Smart, dan con ella muerta con la flecha todavía clavada en el costado un poco trasera. Es un ejemplar también macho de la variedad de Burchell, con una piel sin rayas marrones, solo negras, que resulta preciosa. Cargamos pues la tercera cebra en el Toyota de Sandra y nos dirigimos a las instalaciones de despiece.

 

15 de septiembre

Salgo con Carl y Andrzej, pues Sandra tiene que hacer unas gestiones a primera hora y se reunirá con nosotros al mediodía. Durante la mañana, Andrzej dispara a dos impalas selectivos con su nuevo .416 Rigby, quiere tomarle confianza para la cacería de la semana próxima en la que se enfrentará a un gran león. Realmente se ha acoplado aprisa al rifle, pues al segundo impala le ha apuntado y alcanzado en la cabeza.

Rastro de sangre provocado por la TTXP.

Por la tarde, dejamos a Andrzej con el arco de espera y salgo con Carl y Sandra. Tras no mucho carrilear, vemos un grupo de ñus, pero son todos hembras y un solo macho joven. Seguimos buscando y descubrimos un nuevo grupo; echamos pie a tierra e iniciamos el rececho. Los encontramos antes de lo que esperaba, moviéndose hacia nuestra izquierda, Carl descubre un buen macho y le silba para que pare, está muy tapado por la vegetación, pero confiando en el arma/munición que estoy usando, le disparo. Al recibir el impacto, el animal se encoge, pero sale corriendo y lo perdemos de vista, acudimos al sitio del tiro y vemos un rastro abundante de sangre roja. Buena señal, seguimos el rastro y lo encontramos muerto a 200 m., con un tiro de paleta con salida a la altura del hígado, es increíble lo duros que son estos animales. La alegría es doble, pues resulta ser el gran trofeo de ñu solitario, viejo conocido de Sandra al que reconocen ambos PH por el tamaño y forma de los cuernos. Además, yo quería cazar un ñu con mi hija, en honor a mi padre, D. Juan Mas, que fue un gran cazador y que cada vez que veía un reportaje en televisión sobre las migraciones de los ñus, comentaba lo mismo: “¡cómo me gustaría cazar uno!” El no pudo nunca cumplir su sueño, ni tan solo conocer el África negra, pero mi hija y yo, gracias a su legado, hemos hecho de la caza nuestra profesión. Si has leído mi libro “Ñama e cucocha” estimado lector, sabes a qué me refiero. Para celebrarlo, organizamos una barbacoa/calçotada donde no falta la salsa para los calçots. La carne es filete de cebra marinada durante dos horas en aceite de oliva. Si algún día visitas Kambaco, la finca y lodge de mi hija, estimado lector, debes pedirle a Sandra que te la prepare, es exquisita y súper tierna.

 

16 de septiembre

Nos lleva a Emilio y a mí al aeropuerto Saky, un sudafricano grande como un búfalo que luce al cinto su pistola semiautomática del .45. Nadie se asombra de que un paisano lleve a la vista su pistola en lugares públicos en Sudáfrica. Sin embargo, se mueren de risa cuando les explicas que en España no podemos proteger nuestras propiedades poniendo cristales rotos sobre la tapia para que los ladrones no se lastimen al saltarla o disparar para defender nuestra vida y propiedades si entra un delincuente en nuestro domicilio. Me pregunto quién hace las leyes en España, ¿los propios delincuentes quizás? ¿Algún partido político creará las leyes que desea la totalidad del pueblo para protegerse?

Salida de la TTXP. Salida de la TTXP.

En el aeropuerto de Johannesburgo, Lufthansa me cobra 2.860 rands por embarcar el arma, 180 € al cambio. Decido firmemente dejar uno de mis rifles con Sandra en Sudáfrica para siempre en mi próximo viaje. Me parece un robo lo que están cobrando por ambos trayectos.

Si todo va bien, mañana podré abrazar a mi esposa, Carmen, en casa.

 

Nota: Agradecemos  la colaboración de Carlos Mas Safaris, C/ Domingo Riva, 2, 43540 San Carlos de la Rapita (Tarragona, tlfs: +34 964 45 2992 y +34 676 331 871, fax: +34 964 454 735,

e-mail: carlosmas@cmsafaris.info –  www.cmsafaris.info

 

Carlos Mas