Jim Corbett
Un hombre superior
Edward James Corbett nació el 25 de julio de 1875 en el seno de un matrimonio mixto anglo-irlandés, en la aldea de Nainital, Kumaon, en las estribaciones de los Himalayas. Fue un entusiasta del país que lo vio nacer, aspecto que lo diferenciaba del resto de los británicos, quienes veían a la India como su patio de recreos y un inmenso mercado.
Octavo hijo varón de 13 hermanos, sus padres fueron William Christofer y Mary Jane. Su infancia transcurrió en Nainital, de la mano de su hermana mayor Maggie, quien le desveló los secretos de la fauna y la flora india. Durante los inviernos la familia se trasladaba a una finca llamada Arundel, en Choti Haldwani o aldea Corbett, ahora conocida como Kaladhungi. A la muerte de su padre, Jim contaba con cuatro años, y su hermano mayor, Tom, se hizo cargo de la oficina de correos del pueblo.
Jim llevó a cabo sus estudios primarios y secundarios en Nainital, primero en el colegio Oak Openings para después pasar al Philander Smith College en Sherkadanda, posteriormente denominado Birla Vidya Mandir. Sus primeros escarceos con la caza fueron gracias a un conocido furtivo, Kunwar Singh, quien lo introdujo en sus incursiones cinegéticas ilegales. Esos años de adolescencia los convirtió en grandes amigos.
Tierra de Historia y múltiples leyendas
La República de la India es el séptimo país más extenso y el segundo más poblado del mundo. Limita con el océano Índico al Sur, con el Mar Arábigo al Oeste y con el golfo de Bengala al Este, a lo largo de una línea costera de más de 7.517 kilómetros, al Oeste con Pakistán, al Norte con China, Nepal y Bután y al Este con Bangladesh y Birmania. Además, India se encuentra cerca de las islas de Sri Lanka, Maldivas e Indonesia. Fue el hogar de nuestra etnia; se cree que hace unos 8.000 años los celtas y otros pueblos indogermánicos o arios dejaron esas tierras en una migración masiva hacia Europa. Las pinturas de la Edad de Piedra en los abrigos rupestres de Bhimbetka en Madhya Pradesh son las huellas más antiguas conocidas de la vida humana en la India. Los primeros asentamientos permanentes aparecieron hace unos 10.000 años y se desarrollaron en la llamada “cultura del valle del Indo”, que conoció su esplendor hacia el 3.300 a. C. De hecho, esta región dio lugar a muchas culturas, como la de Mohenjo Daro coetánea de Sumeria.
Con su caída se inicia el período védico, que sentó las bases del hinduismo, junto con otros aspectos culturales de esa incipiente sociedad, finalizando entre el 500 y 550 a. C. cuando se establecieron muchos reinos independientes conocidos como «Mahajanapadas».
El raj británico
A partir el siglo XVI de nuestra era muchas potencias europeas pusieron sus ojos en esas tierras. Naciones, como Portugal, Francia, Países Bajos y el Reino Unido, establecieron puestos comerciales, para más tarde tomar ventaja de los conflictos internos y establecer colonias en el país. Hacia 1856, la mayor parte de la India estaba bajo el control de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Un año más tarde, la insurrección a nivel nacional de unidades militares y reinos rebeldes, conocida como la «Primera Guerra de Independencia India» o el «Motín de los Cipayos», desafiaron seriamente el control de la empresa, aunque finalmente fueron derrotados. Como resultado de la inestabilidad, la India fue llevada bajo el control directo de la Corona Británica, hasta que en 1947 se convirtió en una nación independiente, tras una lucha que estuvo marcada por un movimiento de no violencia encarnado en Gandhi.
Volviendo a los años del raj, las funciones coloniales eran múltiples, como así discutibles, una positiva era la de proteger al colonizado y en aquellos tiempos, al igual que hoy, los pobladores dispersos en aldeas rodeadas de bosques eran presa fácil de los felinos que por una u otra razón se convertían en devoradores de hombres. Jim Corbett se granjeó una reputación inigualable; durante más de un año persiguió a varios felinos devoradores de hombres en Rudra Prayag, Kumaon y Champawat, escribiendo a partir de sus acechos y persecuciones unos relatos fascinantes, donde se entremezclan su amor por esos animales, los verdaderos dueños de las junglas, como su obligación de cazarlos. En la obra de este cazador encontramos de todo: narraciones que parecen extraídas de lejanas leyendas donde los tigres que perdonaban la vida a niños se metían en cabañas para dar caza a un infortunado que dormía, otros que subían árboles altísimos o atravesaban ríos, junto con un profundo respeto y conocimiento de la naturaleza india.
En una oportunidad tuvo que colocar los intestinos en su lugar a un amigo al que un tigre había desgarrado el vientre; en otra, durante toda una noche estuvo encerrado en el baño con una cobra. Sus relatos donde el sentido del humor es omnisciente, hacen que Corbett se transforme en un personaje muy superior a cualquiera de los que pueblan las novelas de Kipling.
Sus cacerías se realizaron en los actuales estados de Uttar Pradesh y Uttarakhand. En las aldeas de Garhwal y Kumaon aún lo tienen como a un sadhu (santo).
A pesar de la idea romántica de que los cazadores europeos de aquella época sólo vivían por y para la caza, en general fueron militares o funcionarios, quienes por su profesión debían estar en tal o cual sitio de estos inmensos imperios, y allí encontraban lugar y tiempo para su afición. Corbett no fue una excepción, ya que con 19 años comenzó a trabajar para el ferrocarril de Bengala y Noroeste, donde se mantuvo durante 20 años. Se inició como inspector de combustibles en Manakpur, en Punjab, y posteriormente como contratista de mercancías que cruzaban el Ganges en Mokameh-Ghat, estado de Bihar.
Otra creencia común, es que todos los europeos que vivían en los territorios de sus imperios lo hacían con gran boato, cuando la mayoría sufría en silencio las penurias de la vida en las colonias. No obstante, Jim Corbett se consideraba un privilegiado por comer todos los días, dominaba varios idiomas regionales, como: hindi, urdu o urdú (lengua nacional de Pakistán y también utilizada en la India), junto con otros dialectos locales.
Las grandes extensiones territoriales de las estribaciones de la cadena de los montes Himalaya eran el refugio ideal para tres especies en la cúspide de la pirámide predadora: hombre, tigre y leopardo y, por fuerza, entraban en conflicto. Los dos felinos no son devoradores de hombres de forma natural, se convierten en tales cuando alguna dolencia les impide cazar sus presas naturales. Éstas van desde la propia vejez, cuando pierden sus reflejos o parte de su dentadura, a encuentros con otros animales; un buen ejemplo es la tigresa de Muktesar, que aunque joven, había perdido un ojo a causa de la espina de un puercoespín, junto con otras 50 más que se clavaron en su brazo y mano derecha con la consecuente infección, dolor y minusvalía.
Corbett, junto con el coronel John Henry Patterson (autor de los Devoradores de Hombres de Tsavo), fueron de los primeros en dar con este acierto.
Desde su temprana infancia supo recorrer el campo en busca de caza y, gracias a Kunwar Singh, se convirtió en un experto cazador, alcanzando un profundo conocimiento de estos depredadores, a la vez que los respetaba por su astucia e inteligencia, permitiéndoles muchas veces escapar indemnes de cebos y emboscadas.
A comienzos del siglo XX se calcula que había 50.000 tigres en India. Entre 1907 y 1938 Corbett cazó 19, y 14 leopardos devoradores de hombres. Se estima que éstos mataron a unas 1.200 personas. El primero de esta enorme lista fue el de Champawat, conocido así por el nombre del área que asolaba, donde cobró 436 víctimas sabidas. Otro muy conocido fue el leopardo de Panar que mató unas 400 y en su cráneo se pudo ver que su dentadura estaba totalmente destruida y que no podía cazar sus presas naturales. Otro famoso fue el de Rudra Prayag que aterrorizó a los peregrinos en el área de Kedarnath y Badrinath por más de 10 años. Más devoradores de hombres famosos fueron el de Talla-Des, el de Thak y la tigresa de Chowgarh; todos tenían importantes minusvalías debidas a la vejez, peleas y en el caso de la tigresa una herida de perdigones infectada en su hombro.
Corbett siempre prefirió cazar estos animales peligrosos en soledad, a veces acompañada de su perro Robin.
Estuvo destacado durante la Primera Guerra Mundial en Francia, en su paso por el ejército llegó al rango de coronel.
Otra de sus aficiones se inició en 1920, cuando compró su primera cámara, inspirado por su amigo F. W. Champion, quien lo inició en la catalogación fotográfica y cinematográfica de tigres.
Promovió y fundó la Asociación para la Preservación de la Fauna en la India, como así La Conferencia Pan-india para la Preservación de la Fauna. Junto a F. W. Champion llevó a cabo un papel fundamental en el establecimiento del primer parque nacional en las colinas de Kumaón, creado el 8 de agosto de 1936, bajo el nombre Parque Nacional Hailey, en honor al gobernador británico Sir Malcolm Hailey, con un área de 521 km.
En 1952, cinco años después de la independencia de la India, el parque fue renombrado quedándose como Parque Nacional de Ramganga, por el río Ramganga que atraviesa la mayor parte de su longitud. En 1957 se redenominó como Parque Nacional Jim Corbett.
Sus armas
Fue un verdadero experto en este tema, como en general deberían ser todos los cazadores, ya que de ellas se sirven para la práctica de esta pasión. En su escrito The Champawat man-eater (“El devorador de hombres de Champawat”), nos habla de un Martini Henry calibre .577/.450 de pólvora negra, arma reglamentaria en las FF.AA. Británicas desde 1871 hasta la adopción del Lee Metford en .303, y nos deja un comentario “su vicioso retroceso”.
A su regreso de la guerra, siguió ejerciendo como cazador y conservacionista. Tras la independencia de India, en 1947, se trasladó a Kenya junto con su hermana Maggie, donde escribió seis libros, tres de ellos dedicados a los devoradores de hombres. Se estableció en el hotel Tree Tops, una cabaña construida entre las ramas de un gigantesco ficus.
Durante su juventud se enamoró de una mujer nativa de alta cuna, pero el racismo imperante en sus tiempos los apartó y él se mantuvo fiel a dicho amor toda su vida.
Es conocida la anécdota cuando la princesa Isabel de Inglaterra hizo su safari al África en febrero de 1952, fue Corbett quien se sentó cual guardia en la puerta del hotel durante toda una noche, y en sus memorias nos dejó que “vio entrar a una princesa y salir a una reina”, pues el rey Jorge VI había fallecido.
El hombre
Fue una persona admirable, sereno y de un estoicismo a toda prueba, admirador de Ghandi, como se puede deducir de la dedicatoria de su libro Mi India: “Esos pobres de solemnidad, con quienes he compartido mi vida […] son los héroes de las páginas de este libro que a ellos dedico con toda humildad: a mis amigos, los desheredados de la India.”
De los 579 parques y reservas naturales que tiene India y que ocupan casi el 5% del territorio del país, el Parque Nacional de Jim Corbett, es uno de los mejores para la manutención de los tigres en estado salvaje. De hecho, desde 1968 una de las cinco subespecies de tigres lleva su nombre: Panthera tigris corbetti y el tigre indochino, también se lo conoce como tigre de Corbett.
Sus obras son un canto a la vida silvestre: Man-Eaters of Kumaon (1944), The Man-eating Leopard of Rudra Prayag (1947), My India (1952) Jungle Lore (1953), The Temple Tiger and more Man-Eaters of Kumaon (1954) y su último Tree Tops (1955). Todos han sido traducidos al español y, según su edición, suelen traducir su título en nuestro idioma, pero, he preferido dejarlos con los originales
También fue llevado al cine en 1948, con el film Man-Eater of Kumaon, dirigida por Byron Haskins, y con la participación de Sabu, Wendell Corey y Joe Page; aunque la película no sigue ninguno de los libros de Corbett se pueden ver buenas escenas de tigres. En 1986, la BBC hizo un documental dramatizado Man-Eaters of India con Frederick Treves en el rol de Jim Corbett. En 2002, India produjo Kingdom of Tigers, con Christopher Heyerdahl como nuestro hombre, y por último, en 2005 una película para televisión, que recomiendo, The Man-Eating Leopard of Rudra Prayag con Jason Fleming.
Falleció a los 79 años de un ataque al corazón, el 19 de abril de 1955 y está enterrado en la iglesia anglicana de San Pedro, en Nyeri, Kenia.