Los alemanes en la Segunda Guerra Mundial

Un elemento ofensivo, clave y económico

El francotirador es un soldado de élite que en la Primera y Segunda Guerra Mundial actuaba, generalmente en soledad y raramente acompañado. En la actualidad, esto ha cambiado  y desde hace unos años se habla de equipo de francotiradores que suelen estar integrados por dos o tres; más allá del número, además del tirador, otro u otros se encargan de la detección del objetivo y de la seguridad del grupo.

Francotirador alemán en Rusia.

Los francotiradores o snipers son soldados altamente especializados y motivados, esto los convierte en elementos muy activos en los frentes de batalla y, por encima de todos, sus actividades son muy rentables y económicas. En conflictos pasados se sabe que hubo momentos en que la inseguridad que éstos creaban al enemigo logró detener avances muy significativos.

Cartilla de soldado alemán.

La mayoría de estos grupos de francotiradores suelen actuar de forma independiente a sus unidades madre. Es como si de una partida de caza se tratase, y su trabajo principal es discriminatoria al utilizar todo el potencial de observación, detección y eliminación de su objetivo. Estos últimos suelen ser oficiales o cualquier soldado que parezca dar órdenes; ya que se busca desmadejar la pirámide de mando de la unidad atacada.

 

Antecedentes

Siempre hubo tiradores de élite, ya fueran arqueros, ballesteros y, por supuesto, con el advenimiento de las armas de fuego más aún. Se dice que en el sitio de Roma fue Botticelli quien hirió al Duque de Alba con un arcabuz que él mismo había hecho.

Los cazadores estadounidenses, enrolados en el ejército independentista munidos de sus rifle Kentucky y Pennsylvania, hicieron estragos en las filas de los oficiales británicos. El almirante Horacio Nelson fue muerto por los tiradores de élite franceses que iban en las jarcias de la nave Redoutable durante la batalla de Trafalgar. Durante la Guerra Civil estadounidense los Berdan Sharpshooters unionista obligaron a los sudistas a crear un cuerpo que se les opusiera.

Con los éxitos de los francotiradores alemanes llegaron las condecoraciones.

La presión de los francotiradores rusos y el estancamiento de la guerra obligó a los alemanes a desarrollar un curso de entrenamiento para los snipers.

 

 

 

 

 

 

 

 

En la Primera Guerra Mundial los francotiradores se fueron formando y especializándose, pero aún se mantenía el criterio de utilizar avezados tiradores, que la mayoría eran cazadores, para dotarlos de un mejor material y ponerlos en el frente de batalla. Serían los soviéticos quienes comenzaron estudios serios durante la década de 1930. El desarrollo de estos cursos se derivó más en el estudio del camuflaje y menos en las técnicas de tiro, las que se daban por supuestas.

Insignia de francotirador alemán.

Por su lado, la Alemania nazi fue pionera en el entrenamiento de francotiradores. Sin embargo, en Estados Unidos y en Japón no se quedaron muy por detrás en el uso, pero no en el entrenamiento específico, pues seguían usando tiradores que innatamente lo hacían bien.

 

Operación Barbarroja

Durante la ofensiva de la Wehrmacht en la Unión Soviética, los francotiradores rusos fueron una constante amenaza y se cobraron muchísimas bajas entre oficiales y suboficiales nazis. Al comienzo los alemanes no hicieron nada en contrarrestarlos, pues su superioridad en el campo era tan grande que veían dicha amenaza como poco importante.  La velocidad y contundencia de la Blitzkrieg hizo que dejaran de lado el desarrollo de sus propios tiradores de élite. Craso error.

Francotirador y spotter en posición.

En cuanto se estancó la Guerra, la presión de los francotiradores rusos se intensificó a tal punto que el alto mando alemán decidió, en 1943, desarrollar un  curso para sus propios tiradores de élite. Ya no se trataba de utilizar tiradores o cazadores avezados, eran tiempos para profesionales.

 

Curso de entrenamiento de los francotiradores alemanes

El fusil básico de francotirador alemán era el K98 en calibre 8×57 JS, como estos fabricados en Steyr. El de arriba lleva una mira ZF Dialytan de 4 aumentos y la montura es Steyr lateral. El de abajo lleva la misma mira, pero la montura del tipo rotativa de la Primera Guerra Mundial.

A finales de 1943, en los arsenales alemanes, austríacos y lituanos se agregaron campos de tiro.

Se estipuló que la duración del curso era de cuatro semanas. En cuanto a quienes participarían en él, el mando se decantó por veteranos que hubiesen demostrado dotes de buenos tiradores y, finalmente, echaron manos de los nuevos conscriptos.

Ocho puntos eran recitados cuando los reclutas del curso hacían su entrada, a saber:

1º El francotirador es un cazador entre los soldados.

2º Su trabajo es difícil y demanda una dedicación en cuerpo, alma y mente.

3º Solo los verdaderos y convencidos soldados pueden transformarse en francotirador

4º Solo es posible destruir un enemigo si uno ha aprendido a odiarlo y perseguirlo con toda la fuerza de su alma.

5º El francotirador es un soldado aparte del resto.

Stalingrado fue el punto de inflexión para el uso masivo de francotiradores.

6º El francotirador pelea sin ser visto.

7º Su fuerza se basa en el espíritu de los pieles rojas que utilizaban su territorio para camuflarse y con agilidad felina y maestría usaban su rifle.

8º Al margen de su habilidad, él tiene seguridad y superioridad que garantiza su éxito.

Los alemanes, como pueblo, suelen estudiar las cosas hasta en sus aspectos más nimios y, por tanto, qué no harían en función de crear una escuela de francotiradores.

La experiencia, que dejó en claro errores y aciertos de la Primera Guerra Mundial, fue decisiva en sentar las bases para dotar a Alemania de estos soldados de élite.

 

Una escuela en toda regla

La instrucción nació de la mano de francotiradores veteranos que por heridas o edad habían sido apartados del combate. Cada grupo estaba formado por cinco estudiantes a las órdenes de un, usualmente, sargento. De este modo y con una dedicación exclusiva se lograba una transmisión de conocimientos muy amplia.

El fusil K98 Kriegsmodell (del alemán modelo de guerra) estaba peor acabado, pero no era inferior en calidad. Lleva una montura latera de rail y un visor ZF4 con retícula 1 y disparador para el frío.

Al día siguiente de su ingreso los estudiantes recibían las primeras nociones que versaban sobre los visores telescópicos. Al segundo día tomaban contacto con la armas; usualmente, fusiles Mauser 98K con visores de 6 aumentos Zeiss Zielsechsy y Hensoldt Dialytan de 4 ó 6 aumentos respectivamente. Con el correr del tiempo se agregaron a la panoplia el fusil semiautomático Walther con visor Voigtlander Modelo 4. Posteriormente, se agregaron fusiles como el Fallschirmjägergewehr 42 (muy pocos) y el Stg 44, aunque de estos no hay mucha documentación, ya que posiblemente su uso haya sido experimental.

Primavera en la campaña de Rusia. Aún les esperaba lo peor.

Las prácticas de tiro se iniciaban con los mismos fusiles, pero sin colocar el visor, o sea, con las miras abiertas. Las distancias variaban entre 50 y 300 metros utilizándose las tres posiciones de tiro. Otro detalle es que cuando salían a campos de tiro improvisados también usaban los apoyos de fortuna como árboles, rocas, etc.

Se hacía especial hincapié en la estimación de distancias, como así también en las mismas prácticas de tiro que iban intensificándose gradualmente, pero sin apabullar al estudiante. Otro aspecto crucial era el camuflaje del francotirador en función al tipo de terreno donde combatiría.

En el último día de la primera semana los alumnos eran introducidos en el Jardín de Tiro, un paisaje reducido donde se encontraban valles, villas, bosques y caminos que estaba a 50 metros de la línea de tiro. Allí se disparaba con rifles calibre .22 LR. Walther Deutsches Sport Modell con visor de 4 aumentos Oigee, Menz Deutscher Sport y Gustloff Wehrsportgewehr, ambos con visores ZF 41. Este Jardín de Tiro podía cambiar la configuración del paisaje y transformarse en un área urbana, etc.

Fusil 98 K “SVWMB” Kriegsmodell (modelo de guerra) con disparador de invierno y visor ZF 4 con protección para lluvia.

Se premiaba a los estudiantes con certificados y recuerdos. Todo esto lo debían apuntar en sus libretas, sobre todo, los fallos. Y cuando ya servían en combate allí apuntarían las bajas que ocasionaban. Un detalle es que las libretas no debían tener el nombre del soldado, pues en caso de caer prisioneros y ser identificados como francotiradores serían torturados por el enemigo.

 

Segunda semana de aprendizaje

En ese instante recibían sus “esposas” o fusiles K98K con visores de 4 aumentos Hensoldt con monturas desmontables. A partir de entonces, cada uno debía responder por su arma y nunca se desprendían de ella.

Fusil Mauser semiautomático G43 con visor ZF4 y montura lateral por la derecha.

Como es lógico la munición que utilizaban eran especial y llevaban en sus cajas «Anschuss» para distinguirlas de la que normalmente usaban los soldados. Como sabemos, el parque de munición alemán era excelente, pero el de sus francotiradores iba más allá. Una vez que se hallasen en el frente, los tiradores de élite debían solicitarla especialmente a los armeros de cada regimiento.

Fusil k98 fabricado por Steyr con visor ZF Dyalitan.

Dentro del curso se utilizaba una película de origen soviético conocida como “Elección y construcción de posiciones” filmada en Rusia en 1935, ésta daba una clara idea de la especialización de la escuela rusa de francotiradores y cómo éstos habían ralentizado el avance alemán en la campaña de 1941/42.

La experiencia, que dejó en claro errores y aciertos de la Primera Guerra Mundial, fue decisiva en sentar las bases para dotar a Alemania de estos soldados de élite.

En una escena de dicha película, se ve a un francotirador ruso trepar hasta la copa de un árbol y en el subtítulo se podía leer: “en las copas llenas de hojas se encuentra una posición excepcional, el tirador no puede ser visto, pero tiene una visión muy amplia del campo de tiro.”

Aún antes de la Segunda Guerra Mundial, los estrategas alemanes sabían que, a la larga, el conflicto con la Unión Soviética iba a ser irremediable, por tanto, éstos serían sus principales enemigos. La doctrina soviética era más amplia aunque profundizaba menos que la alemana.

Además, los germanos tenían ventaja en cuanto al material utilizado, pues los fusiles Mauser 98K con visores de 6 aumentos Zeiss Zielsechs y Hensoldt Dialytan de 4 ó 6 aumentos respectivamente o el semiautomático Walther con visor Voigtlander Modelo 4 eran muy superiores al Mosin Nagant modelo 1930 con visor de 3 aumentos; aunque éste aportaba una torreta, que podríamos llamar balística, pues una vez que se centraba el fusil a 100 metros la regulación de altura se ponía a cero, correspondiendo a las diferentes distancias marcadas en el anillo regulador, lo cual representaba un adelanto importante.

En cuanto al cartucho, podemos decir que eran similares en rendimiento, pues aunque el 7,62×53 Mosin Nagant tiene una concepción más vetusta, su rendimiento era similar al del 8×57 JS. Sí, había una pequeña ventaja en el cartucho germano a largas distancias, ya que su proyectil de alto coeficiente balístico se imponía. Pero esta superioridad no se pudo utilizar en demasía, pues los combates librados entre francotiradores de uno y otro bando se llevaron a cabo en ciudades como Stalingrado, donde raramente se superaban los 200 metros.

Una orden que repetían los instructores alemanes hasta la saciedad era “no disparar dos veces desde la misma posición.” Ellos la habían aprendido por el lado duro de los francotiradores rusos.

 

Doctrina y práctica

En los días finales del curso se comprobaba la capacidad individual del tirador y su independencia en cuanto a elegir objetivos, su movilidad y capacidad de camuflarse. Lo dicho deja en claro que el principal enemigo de un francotirador no eran los soldados del otro bando sino los tiradores de élite de éstos. Y de ellos era de quienes debían de cuidarse constantemente y cada vez que tuvieran la oportunidad, anularlos.

El capitán Vassili Zaitsev el francotirador más conocido de la URSS.

Es decir, los francotiradores eran cazadores de sus homólogos, al margen que cada vez que pudieran debían infligir bajas en el enemigo, en especial, a los oficiales.

La inmovilidad era algo que debían practicar y para ello se ocultaban por la mañana temprano en un sitio predeterminado hasta que cayera la noche. Para ello debían aprovisionarse y solamente esperar; en tanto, los profesores del curso evaluaban sus capacidades.

Otro ejercicio era infiltrarse en las supuestas líneas del “enemigo” para causar bajas, pero que en el momento en que éstos detectasen su presencia, debían escapar haciendo zigzag  campo a través, se tomaba el tiempo en que el estudiante recorría determinadas distancia. Esto ejercicio se llamaba “el salto de la liebre”.

Según la doctrina alemana, el francotirador debía siempre abandonar la posición si los enemigos lo buscaban en la zona y nunca debía quedarse emboscado, pues eso representaba una muerte segura. Esto quedó claro durante la guerra, sobre todo en la campaña de Rusia, donde los soviéticos solían batir la zona con fuego de morteros. Durante la instrucción de sus estudiantes para francotirador, los alemanes utilizaban gramófonos que reproducían uno de los sonidos más temidos: los múltiples  disparos de los lanzacohetes conocidos como “Órganos de Stalin”.

 

Municiones especiales

Si bien ya se ha dicho que la cartuchería de estos tiradores de élite era especial, también se utilizó otra que era explosiva o B (del alemán beobachtung: observación). En sus comienzos se la usó como una trazadora-explosiva para regular armas de mayor calibre. El proyectil explotaba al impactar e indicaba el sitio en que lo había hecho. Contra hombres prácticamente no dejaba heridos.

El fusil Mauser K98K con visor ZF41 era utilizado por tiradores de precisión de los diferentes batallones, pero no era un arma de los francotiradores.

En la campaña de Rusia se utilizó este tipo de munición, pues sus heridas eran muy considerables. Los rusos rápidamente les imitaron y, evidentemente, ambos bandos estaban fuera del Tratado de Ginebra con esta práctica, pero el resultado era crear en el bando opuesto un terror aún mayor que el que se desprendía de los mismos francotiradores.

La práctica constante en el campo de tiro y/o en el Jardín de Tiro y la presión de los profesores hacía que los alumnos se fueran concienciando de la peligrosa vida que les iba a tocar en el frente.

En la fase final se dejaba de lado el Jardín de Tiro y se pasaba a campos de tiro informales, donde se ocultaban dianas con figuras de tiradores enemigos. Los fallos en éstas significaban una penalización que al sumarse podían significar la “muerte” del estudiante.

En dichos momentos los supuestos fallecimientos se multiplicaban de forma inquietante, y a medida que la finalización del curso se avecinaba éste iba dando sus frutos y muy pocos eran suspendidos, lo cual deja claro que el curso era muy positivo y que realmente daba herramientas y conocimientos a aquellos que lo superaban. Su doctrina era totalmente ofensiva, pero nunca dejaba de lado la cautela, ello posibilitaba al francotirador evaluar cuándo combatía y cuándo desaparecía.

 

Entrega de diplomas

Con una fiesta se celebraba la culminación del curso y se daba a cada participantes su diploma acreditativo. Pero, antes de esto se llamaba uno por uno a aquellos que habían suspendido para informarles que debían volver a su unidad de combate.

Todos los países beligerantes durante el conflicto de 1939-45 desarrollaron sus propias escuelas de tiro para francotiradores, pero los alemanes supieron ir más lejos. Francotirador británico con fusil Lee-Enfield 4 y visor No.32.

Volviendo a los alumnos que habían aprobado, junto con un apretón de manos de los oficiales y suboficiales profesores, se les entregaba su fusil con la óptica elegida en propiedad, su Wehrpass (libro de identificación) donde constaba la numeración del arma, un diploma con la posición que había adquirido durante el curso y, por supuesto, su emblema de tela que en letras góticas decía: francotirador alemán.

Estos soldados de élite tenían una doctrina tan sólida como estricta:

1º Pelear de forma fanática. Usted es un cazador de personas.

2º Dispare de forma calmada y deliberada, sin prisa. El acierto es su recompensa.

3º Su más mortífero oponente es un francotirador enemigo. Siempre deberá reconocerlo y ser más inteligente.

4º Nunca dispare más de una vez desde la misma posición.

Francotirador americano con su fusil Springfield modelo 1903-A4 con visor M73B1. Éstos fueron muy utilizados durante el desembarco en Normandía.

5º El afianzamiento de una buena posición y prolonga la vida.

6º Practique la estimación de distancia de forma constante.

7º Sea un maestro en el camuflaje, utilice todos los recursos del terreno.

8º Mantenga sus habilidades como tirador a través de una práctica constante de tiro, aun cuando no se halle en el frente de batalla.

9º. Nunca deje fuera de su alcance su fusil de francotirador y manténgalo en prefectas condiciones. Un arma en perfecto funcionamiento es su fuerza y seguridad.

10º Después de ser herido, su retorno al frente de combate será precedido de un curso de refresco de sus habilidades.

Como ya he dicho, el acto de la entrega del fusil con su óptica significaba el momento en que el soldado era reconocido como francotirador. También en ese momento se hacían entrega del distintivo y los premios que los alumnos/soldados habían ganado durante el curso.

 

Francotiradores del Reich en la Segunda Guerra Mundial

He querido hacer la salvedad de hablar de francotiradores del Reich y no de francotiradores alemanes, debido a que los mejores fueron austriacos.

Francotirador alemán con uniforme de camuflaje para el invierno y armado con un K98 con disparador para usar con guantes.

Estos hombres, además de recibir conocimientos y técnicas de tiro a larga distancia, también eran entrenados en muchos otros campos, como: detección del enemigo, acecho, camuflaje, aprovechamiento de los recursos del terreno, infiltración en las líneas enemigas, observación y reconocimiento de la zona y adquisición del blanco.

Oficialmente, el francotirador más reputado fue el soldado de la Tercera División de Montaña, Matthäus Hetzenauer (23 de diciembre de 1924 Tirol, Austria – 3 de diciembre de 2004), un austriaco que acreditó un récord de 345 bajas en el Frente Oriental o Ruso. De forma no oficial se le adjudican más de 500. Su disparo más largo confirmado fue a 1.100 metros.

Después de haber finalizado su curso de adiestramiento de francotirador desde marzo a julio de 1944, TruppenübungsplatzSeetaler-Alpe en Steiermark, se le entregó su fusil acreditativo, un Mauser K98 con visor de 6x. Posteriormente utilizó un G43 con visor ZF4 de 4x. Su experiencia de guerra fue contra los soviéticos en los Cárpatos, Hungría y Eslovaquia.

El 6 de noviembre de 1944 fue herido por fuego de artillería y recibió la divisa de Herido de Guerra tres días después. Y el 17 de abril de 1945 recibió la Cruz de Hierro de Caballero. El teniente general Paul Klatt recomendó su condecoración, pues sumando las bajas que había ocasionado al enemigo, éstas significaban dos compañías. También secundaron dicha condecoración los generales, Karl von Le Suire y Walter Nehring.

Finalmente, Hetzenauer, fue capturado por los soviéticos y cumplió 5 años de trabajos forzados en un campo de prisioneros. Al ser liberado volvió a su patria y falleció el 3 de octubre de 2004.

De arriba abajo: K98 con diferentes visores ZF41 para tiradores de precisión (no francotiradores) y ZF Dyalitan de 4x junto al fusil de reglamento sin óptica.

Durante su vida de soldado recibió las siguientes condecoraciones:

Cruz de Hierro en 1939, la de Segunda Clase el 1º de septiembre de 1942 y la de Primera Clase el 25 de noviembre de 1944.

Las divisas de: Herido de Guerra en Negro el 9 de noviembre de 1944, Infantería de Asalto en Plata el 13 de noviembre de 1944, Francotirador en oro el 3 de diciembre de 1944.

Distintivo de combate: Cruz Hierro de Caballero el 17 de abril de 1945.

Francotirador alemán con uniforme de camuflaje de verano junto a su observador. Esta técnica, de un observador o spotter y un francotirador, es la que más se utiliza en la actualidad.

Otro soldado austriaco de primera clase fue Josef “Sepp” Allerberger, quien se adjudicó oficialmente 257 bajas en el frente Oriental.

Sepp era un soldado de línea quien, al ser herido en la batalla de Stavropol, fue conducido a un hospital y mientras se recuperaba decidió entretenerse con un fusil soviético de francotirador Mosin Nagant 91/30 rifle. De una mera práctica pasó a hacerlo en el frente. Y a su regreso, según sus palabras, “salió de caza” y consiguió abatir a 27 soldados rusos. Esto ocurrió antes de que sus jefes decidieran enviarlo al Curso de Francotirador.

Helmuth Wirnsberger fue un francotirador austriaco que sirvió en la Tercera División de Cazadores de Montaña y acreditó 64 bajas, aunque de forma no oficial se le reconocen más de 200. Después de ser herido en combate fue instructor de francotiradores.

 

Una entrevista diferente

Esta fue realizada por un profesional, A. Widhofner, a los tres francotiradores citados, a saber: Matthais Hetzenauer, quien peleó en el Frente Oriental desde 1943 hasta el final de la guerra con 345 bajas confirmadas.  Josef “Sepp” Allerberger de Salzburg, Austria, Frente Oriental desde diciembre de 1942 hasta el final de la Guerra, acreditando 257 bajas confirmadas y Helmut Wirnsberger de Estyria, Austria, Frente Oriental desde septiembre de 1942 hasta el final de la Guerra, acreditando 64 bajas confirmadas.

¿Qué armas utilizaron?

Matthais Hetzenauer: un fusil K98 con visor telescópico de 6x y un  G43 con visor telescópico de 4x.

Josef “Sepp” Allerberger: un fusil Mosin Nagant con visor de 3x y un K98 con visor de 6x.

Helmut Wirnsberger: un fusil K98 con visor de 1,5x y otro con visor de 4x, por último, un G43 con visor de 4x.

Francotirador alemán con uniforme de camuflaje de verano, armado con un K98 con visor Zeiss de 6x.

Francotirador alemán con fusil K98 con visor ZF41, intercambiando impresiones con su instructor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué opinión tienen de los visores telescópicos utilizados?

Matthais Hetzenauer: los de 4x estaban bien para distancias de hasta 400 metros, los de 6x hasta 1.000.

Josef “Sepp” Allerberger: el fusil ruso que usé durante dos años, me dio buenos resultados de campo, pero el K98 con 6x era superior.

Helmut Wirnsberger: el visor de 1,5 x no era suficiente, el de 4 probó ser mejor.

¿Cuál es su opinión en cuanto a subir la potencia de los aumentos en los visores telescópicos?

Josef “Sepp” Allerberger en el frente ruso.

Matthais Hetzenauer y Josef “Sepp” Allerberger: los visores con 6x eran suficientes. No hay necesidad de aumentarlos, tampoco tuvimos experiencia con mayores aumentos.

Helmut Wirnsberger: 4x era suficiente.

¿A qué distancia podían alcanzar a sus enemigos sin fallo alguno?

Matthais Hetzenauer y Josef “Sepp” Allerberger: a una cabeza que se levantaba hasta 400 metros, al pecho hasta 600 y a un soldado de pie hasta 700 u 800.

Helmut Wirnsberger: a una cabeza que se levantaba hasta 400 metros, al pecho hasta 500 y a un soldado de pie hasta 600.

Las distancias dadas por ustedes, ¿son aplicables a cualquier francotirador o solo a los mejores?

Matthais Hetzenauer y Josef “Sepp” Allerberger: solo a los mejores.

Helmut Wirnsberger: a mis distancias por la mayoría de los francotiradores, pero los mejores podían hacerlo a más.

¿Cuál fue la distancia máxima a la que dispararon y que tipo de blanco o posición ofrecía el enemigo?

Matthais Hetzenauer: a un soldado de pie a 1.100 metros, hay que tener en cuenta que esto no es una constante, pero lo hice y tuve suerte, pude demostrar al enemigo que no se hallaba seguro aún a esas distancias.

Josef “Sepp” Allerberger: entre 400 y 700 metros.

K98 con visor ZF Dyalitan de 4x comparado con el G43 que no gozó del favor entre los francotiradores.

Helmut Wirnsberger: a unos 600 metros. Siempre esperaba a que el objetivo se aproximara para tener más posibilidades. Además, era más fácil confirmar la baja. Con el G43 hasta 500 metros, ya que su precisión era peor que la del K98.

¿Cuántos segundos disparos eran necesarios? O, ¿si para obtener diez bajas había que hacer más disparos adicionales?

Matthais Hetzenauer: casi nunca.

Josef “Sepp” Allerberger: uno o dos, los segundos disparos son muy peligrosos si hay francotiradores enemigos en la zona.

Helmut Wirnsberger: uno o dos, como mucho.

Los francotiradores rusos eran los principales enemigos de sus homólogos alemanes en el Frente Oriental.

De tener la posibilidad, ¿Qué arma elegirían?

Matthais Hetzenauer: fusil K98, los semiautomáticos podían encasquillarse y no eran tan precisos. Con G43 se podía disparar hasta 400 metros.

Josef “Sepp” Allerberger: el K98 era el mejor. El G43 demasiado pesado.

Helmut Wirnsberger: el G43 hubiera sido bueno si no hubiese tendido a encasquillarse tan a menudo. En cuanto a su rendimiento en precisión, era similar al K98.

En la actualidad, los fusiles semiautomáticos no se encasquillan con facilidad y tienen el mismo rendimiento que un K98 en cuanto a precisión. ¿Qué fusil utilizarían?

Matthais Hetzenauer: un francotirador no necesita un fusil semiautomático para su tarea.

Josef “Sepp” Allerberger: un semiautomático, si el peso no se incrementa.

Helmut Wirnsberger: el semiautomático es mejor para defenderse si  el enemigo nos ataca.

¿Cuál era la estrategia y sus objetivos?

Matthais Hetzenauer, Josef “Sepp” Allerberger y Helmut Wirnsberger: atacar, un disparo, cambiar de posición, eliminar observadores, oficiales, mandos, servidores de artillería, etc.

¿Podían obtener buenos rendimientos con luz de luna?

Carabina Mosin Nagant modelo 1938 con visor PU de 3X. Habida cuenta de la falta de medios con la que Unión Soviética tuvo que enfrentarse a Alemania, muchas de estas carabinas fueron reformadas para ser usadas por los francotiradores rusos.

Matthais Hetzenauer: si había buena luz me enviaban al frente.

Josef “Sepp” Allerberger y Helmut Wirnsberger: no.

¿Cuándo un francotirador es más útil y exitoso?

Matthais Hetzenauer: el éxito de un francotirador no es la cantidad de bajas, sino el daño que hace al abatir jefes y comandantes enemigos. Durante la defensa de los ataques del enemigo se logran más bajas, pues éste los repite una y otra vez durante todo el día.

Josef “Sepp” Allerberger: durante la defensa.

Helmut Wirnsberger: durante la defensa de ataques enemigos.

A pesar del peligro, ¿Cuántos disparos se hacían desde una posición?

Matthais Hetzenauer, Josef “Sepp” Allerberger y Helmut Wirnsberger: los necesarios.

 

Carlos Martínez