Carl Georg Schilling

Cazador y fundador del movimiento conservacionista europeo.

A finales del siglo XIX la preocupación por la fauna y la conservación de los espacios naturales se hacía cada vez más evidente. El deterioro sufrido durante la expansión y conquista del Lejano Oeste en los Estados Unidos alarmó a la comunidad internacional y rápidamente sus ojos se pusieron en África, sobre todo después de la Conferencia de Berlín de 1885, que sirvió para el reparto del continente entre las potencias.

 

Antecedentes

En general, se piensa que el movimiento para la conservación de la fauna surgió en Gran Bretaña, pero no es tan así; Alemania tenía muy reglamentada la caza y la veía, como la sigue viendo en la actualidad, como un elemento crucial y renovable para el desarrollo del campo y de las comunidades que en él viven.  Como sabemos, este país era a finales del siglo XIX muy nuevo, al igual que Italia, pues ambos se habían unificado hacia el final de éste.

En la versión de 1910, Mit Blitzlicht und Büchse (era su 4º edición), y Der Zauber des Eleléscho (segunda edición1906), encontramos ambos libros.

Con el liderazgo de Otto von Bismarck, el país comenzó su expansión mundial en la década de 1880, siguiendo el pensamiento de Friedrich List (6 de agosto de 1789 – 30 de noviembre de 1846), economista alemán del siglo XIX, quien desarrolló el Sistema Nacional, antecesor de la Escuela Historicista Alemana de Economía, considerado el teórico original de la Unión Europea. Esto desembocó en la llamada Weltpolitik (política mundial), respaldada por su tesis mercantilista.

El abogado Hübbe-Schleiden publicó en 1881 Deutsche Kolonisation, donde exponía que «el fomento de una conciencia nacional demanda una política exterior independiente».  A principios de la década de 1880 se creó el Deutscher Kolonialverein, y tuvo su propia revista en 1884, la Kolonialzeitung.

En tanto, las demás naciones europeas no perdían el tiempo, pues mientras Pierre de Brazza exploraba el Reino del Congo para Francia, Henry Stanley ya lo había hecho a principios de la década de 1880 para el rey Leopoldo II de Bélgica, quien obtendría su propio Estado Libre del Congo, consiguiendo así ser el mayor terrateniente del mundo. Volviendo a Francia, ésta ocupó Túnez en mayo de 1882 y Guinea en 1884. Ese mismo año, el Reino Unido hizo otro tanto con el Egipto Otomano, que dominaba a Sudán y parte de Somalia. Entre 1870 y 1882, el Reino de Italia tomó posesión de las primeras zonas de Eritrea.

Carl Georg Schilling.

Para España fue Don Manuel Iradier, quien sin ayuda oficial inició su avance en el África Subsahariana; en 1874 ya había recorrido el Aye, río Urongo, la isla de Fernando Poo, territorio del río Muni, para volver en 1883 y adquirir territorio en el Golfo de Guinea, logrando la soberanía sobre 101 jefes indígenas en casi un año. Don Manuel no merece estar en el olvido dada su aportación, pero como sabemos, España siempre ha sido una mala madre para sus mejores hijos, a modo de ejemplo cito sólo dos: Hernán Cortés y Blas de Lezo.

La situación de entonces llevó a Bismarck a proponer la Conferencia de Berlín, que se realizaría entre 1884 y 1885, durante la cual se acordó el reparto de África que duraría hasta la Primera Guerra Mundial. De este modo, Alemania se convirtió en la tercera potencia colonial en aquel continente, adquiriendo un imperio de 2,6 millones de kilómetros cuadrados en total y 14 millones de individuos, principalmente sus posesiones africanas eran: África del Suroeste (Namibia), Togolandia (Togo), Camerún y Tanganyika.

 

Carl Georg Schillings

Su firma.

Nació el 11 de diciembre 1865 en Düren-Gürzenich, a 35 millas al Este de Aachen, en Renania del Norte-Westfalia, y falleció el 29 de enero 1921 en Berlín. Fue un hombre apasionado; de esta forma vivió como fotógrafo, cazador y naturalista. Desde temprana edad sintió el llamado de la Naturaleza y decidió vivirla, sentirla y retratarla. Con 31 años se embarcó en su primer viaje al África Oriental Alemana, llamada entonces Tanganyika, en la actualidad, República Unida de Tanzania (en swahili o suajili Jamhuri ya Muungano wa Tanzania) que incluía, además de la mayor parte de Tanzania, los actuales estados de Ruanda y Burundi. Como vimos, la parte continental fue adjudicada a Alemania durante la Conferencia de Berlín (1884–1885), que comenzó su colonización de inmediato, aunque ya había tenido ciertos avances importantes.

Equipo de fotografía.

Antes de continuar, debemos comprender el criterio que imperaba en todas las potencias occidentales en cuanto a que el mundo debía ser descubierto y colonizado por éstas, las únicas garantes de la civilización, así como de la evangelización. Estos altos ideales fueron los engranajes del asentamiento occidental en África, pero al igual que hoy en día, que en vez de religión exportamos democracia, la puesta en escena conllevó, y conlleva, muchos más problemas, para todos.

Como decía, el criterio imperante era el de descubrir nuevos mundos, o al menos ampliar el conocido, y los jóvenes de toda Europa, principal agente colonizador, estaban deseosos de embarcarse en la aventura. Carl Georg Schilling fue uno de ellos y viajó cuatro veces, desde 1896 hasta 1903, al Continente Negro. En todos sus safaris se dedicó a conseguir especies de caza mayor y menor para las colecciones de los principales museos de historia natural de Alemania. Esto le granjeó muchas amistades y reconocimientos en su propio país como en todo el mundo. Prueba de ello es el facsímil de la carta del Presidente Theo-dore Roosevelt en la edición del libro doble de Schllings de 1910, Con una Linterna y un Rifle y En la Magia de  Eleléscho.

Parte de los porteadores, pisteros y personal del campamento.

Fue un verdadero pionero de la conservación de la naturaleza y la vida al aire libre como se puede constatar a través de sus escritos. También lo fue de fotografía nocturna, ya que Carl Georg Schillings, junto con el americano George Shiras III (1859-1942) iniciaron sus trabajos casi al unísono. No nos debemos olvidar que en aquellos tiempos la fotografía se llevaba a cabo con unos aparatos enormes y pesados y que, sobre todo, la sensibilidad de las películas era muy baja, por tanto, la nocturna estaba en sus albores.

Durante toda su vida dio un sinfín de conferencias en Alemania y Europa sobre sus experiencias africanas, publicándose por primera vez en 1905, el libro de fotografías citado, Con una Linterna y un Rifle (Mit Blitzlicht und Büchse) y en 1906, En la Magia de Eleléscho  (Der Zauber des Eleléscho), aunque en la publicación de 1910, Mit Blitzlicht und Büchse (era su 4º edición), y Der Zauber des Eleléscho (segunda edición 1906), contiene ambos.

Carl Georg Schillings en su tienda, obsérvense los rifles Mauser colgados del poste principal.

Su contribución principal a la fotografía de animales salvajes en su hábitat natural, la podemos ver en sus Notas de la Naturaleza, donde éstas no eran retocadas o alteradas en modo alguno y se tratan de verdaderos documentos gráficos.  Múltiples fueron sus aportaciones al conocimiento universal del África Oriental Alemana en cuanto a geografía, flora, fauna (entre otros descubrimientos, una garrapata, Ixodes Schillingsi Neumann que, desde 1901, lleva su nombre), costumbres indígenas, etc. En la literatura genérica y la docencia aportó a nivel internacional el concepto de la conservación de la Naturaleza.

Como ya he dicho, el profesor Schilling era un agudo observador de la vida, como fotógrafo del mundo animal africano hizo maravillosas imágenes de los depredadores al acecho. Asimismo, fue un cazador consumado, como lo demostró con la consecución de amplias colecciones de la fauna. Muchas de sus fotografías rescatan instantes en los matorrales del monte Kilimanjaro y los pantanos Njirii en la antigua África del Oriental Alemana. Hay numerosos ejemplos de la caza de elefantes, rinocerontes, búfalos, hipopótamos, leones, leopardos y varias especies de antílopes.

Cacería nocturna de una hiena, que como vemos, ha atrapado a uno de los burros del campamento.

 

 

 

 

 

 

 

En ocasiones no le importaba el riesgo con tal de lograr una foto más real, como en una ocasión en aquellos pantanos estuvo a 12 metros de dos rinocerontes, en otras recibió una carga de elefante, y tuvo que disparar a seis metros para detenerlo.  Algunas de sus instantáneas más conocidas, como la caza nocturna de hienas la podemos ver en estas breves notas. Sus mejores trabajos los encontramos en los realizados en el área de Kilimanjaro y también en la zona de Amboseli, en el lado británico.

Un leopardo sorprendido en plena noche.

No sólo sentía interés por la fauna de caza mayor, también demostró ser un gran ornitólogo. Participó de forma activa en la Conferencia de Londres del 24 de abril de 1900, organizada por el Gobierno Británico para la protección de la fauna. Es destacable que el criterio imperante sobre la misma era en función de los animales de caza como elementos productivos de las economías a desarrollar en África. Es decir, ya se veía a la caza como motor económico, por ende, debía ser protegida y para ello se daba lugar a la creación de Departamentos de Caza con el objeto de regular cuotas venatorias, como control de predadores. También por primera vez se distinguen tres categorías: animales de utilidad económica (pieles, marfil, etc., donde se imponían números de abates, en especial para elefantes, rinocerontes e hipopótamos), raros y en peligro de extinción. Otra novedad fue la creación de lo que la delegación alemana llamó Naturdenkmäler (monumentos naturales).

Cazador y naturalista.

La conferencia enfatizó al imperialismo europeo como una verdadera fuente de civilización, más allá de las rivalidades. En aquella reunión internacional se dieron cita los representantes de Francia, Italia, Portugal, España y el Estado Libre del Congo. Por la parte alemana fueron cuatro representantes, dos de ellos los Sres. von Wissmann y Carl Georg Schillings. La delegación británica estaba precedida por el Earl de Hopetoun y Marqués of Linlithgow, acompañado por el Director de Asuntos Africanos, Sir Clement Hill y el director del Museo de Historia Natural, Edwin Ray Lankester. Cabe agregar que fueron aceptadas de buen grado todas las recomendaciones dadas por los alemanes, von Wissmann y Schillings, en las que ya se habla de las zonas verdes que debían ser legadas a la posteridad.

Un hipopótamo a la huida.

Esto coincidió con las ideas británicas que llevaron a la fundación, en 1903, de la Sociedad para la Preservación de la Fauna Salvaje en el Imperio, que recibió el cáustico sobrenombre de “carniceros penitentes”. Como vemos, la demagogia no es nueva. Más allá de cualquier otra idea, dicha conferencia fue un éxito al hacerse realidad las palabras del Director de Asuntos Africanos, Sir Clement Hill, “hemos dado el primer paso en la protección de una fauna maravillosa:”

Dos rinocerontes en los pantanos de Njirii.

En Alemania la obra de Carl Georg Schillings se cristalizó en 1908, con la creación de la Comisión para la Mejora y Preservación del África Alemana. Ello dio lugar a un efecto cascada en todo este país, como así en otros, siendo el más importante, la primera sociedad no gubernamental Protección Global de la Naturaleza, promovida por el explorador y cazador suizo, Paul Sarasin. A partir de entonces se inició una labor internacional donde todos estos estamentos estatales y privados estaban en contacto permanente para lograr el fiel cumplimiento de lo acordado en la Conferencia de Londres del 24 de abril de 1900. Claro está, que la Primera Guerra Mundial acabó con la cooperación germana, como así también con su presencia en África.

 

Una vida y una obra que persisten

En 1950, a sólo cinco años de la devastación de la Segunda Guerra Mundial los alemanes dieron prueba de su apego a la Naturaleza y a sus hombres, buena nota deberíamos tomar, cuando su ciudad  natal compró la finca del profesor Carl Georg Schillings con su colección de animales, creando el Museo Leopold-Hoesch ubicado en Düren.

Su primer elefante. Su primer elefante.

Saúl Braceras

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