Browning BAR MK3 Hunter Fluted

Aficionados al BAR y aquellos que no lo son, todos convergen en que es una verdadera  máquina de pegar tiros

Estamos ante otra versión de este rifle singular, que como todo “clásico” se mantiene vigente y eso que su aparición la debemos retrotraer hasta 1966. “Solo” han pasado 50 años… Pensad cuántas cosas han cambiado desde entonces, cuántas se han agregado a nuestras vidas y, sin embargo, el BAR sigue con nosotros, es que ya es parte de nuestra existencia.

Impresiona gratamente su buen acabado, como no podía ser de otra forma, donde las superficies pulidas se suceden con zonas arenadas para evitar reflejos. Los americanos suelen referirse a algo que sobresale de lo normal, como “state of art” ya que, como decía, llama la atención la gran calidad y los detalles del arma.

La parte superior de la carcasa está arenada para evitar reflejos. Obsérvese los cuatro taladros para la instalación de un visor o cualquier ayuda óptica.

Su carcasa está anodizada en color negro pulido por los lados y arenada en su parte superior para evitar reflejos. Aunque no mantiene en su denominación las siglas DBM, detachable box magazine, (del inglés: cargador de petaca separable), sí lo aporta. Esto siempre ha creado defensores y de los otros. Desde mi punto de vista, siempre me ha gustado mucho su particularidad de ser basculante unido a la placa base de los modelos más antiguos, pero sobre gustos no hay nada escrito.

La estética del rifle es similar a la de siempre, ya que se ha suavizado la famosa cresta que John Moses Browning diseñó para su escopeta nº 5. Qué duda cabe que el cañón acanalado o fluted realza el diseño y lo hace más ligero, es decir, ideal para cazar, justamente como su nombre lo indica: Hunter.

Es destacable la sensibilidad de su nuevo disparador, Super Feather trigger, de escaso recorrido.  La tensión del mismo estaba a 1,5 kg., hecho interesante para un rifle que dispararemos, casi siempre, a tenazón y con buen apoyo sí se requiere más precisión con él. Pero, lo más importante es el sistema de semi-automatismo al que jamás he visto encasquillarse, es realmente a prueba de fallos.

Las miras de batida en este modelo Hunter Fluted son casi obligatorias.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su cañón mantiene unos 53 cm. que en un .30-06 tiene una pérdida de menos de un 10 % de sus propiedades balísticas si lo comparamos con un cañón de 60, pero teniendo en cuenta que éste es un rifle para montear, es decir: disparos entre 0 y 150 metros, no vamos a echar nada en falta. Es verdad que teniendo en cuenta su precisión, también se lo puede usar para rececho. De ser así, debemos hacer lo que hacemos con todos nuestros rifles buscar su trayectoria en distancias diferemtes. Saber a ciencia cierta que si lo ponemos 0 a 200 metros impactará a menos XX a 300 y ya está.

El acabado de su carcasa en negro pulido le da un toque sobrio y elegante

El cañón ha sido producido en la Fabrique National de Herstal por martilleado en frío. Este método de fabricación no solo aporta gran precisión sino que también, gracias a ese “forjado” en frío gana dureza; es decir, mayor resistencia al desgaste y también al estar los poros de su superficie más cerrados, el conjunto es más inmune a la oxidación.

Sobre el cañón encontramos el conjunto de mira que se conocen como de batida, ya que es allí donde se le saca un gran rendimiento. No obstante, soy partidario, y más con los años, del uso de visores telescópicos. Por tanto, aquellos que sean de mi parecer, no tendrán ningún problema para su instalación, ya que sobre una superficie arenada anti-reflejo, encontrarán cuatro taladros para la colocación de éstos.

La chimaza ha sido rediseñada con éxito.

Este modelo lo hallamos en cuatro calibres de total actualidad como: .308 Winchester, .30-06 Springfield (el que probamos), .300 Winchester Mágnum y 9,3×62. Dada su característica de cañón corto, creo que los cartuchos más adecuados para este Hunter Fluted son el .308 Winchester, .30-06 Springfield y 9,3×62; decantándome claramente por el último, ya que un BAR en este cartucho creado por Otto Bock se transforma en una verdadera máquina de precisión absoluta y de una contundencia sin igual para las monterías.

 

La culata ha sido rediseñada de modo que es más ligera en sus formas, aunque el cambio mayor lo encontramos en la chimaza que lleva unos perfiles que dan un mejor agarre al tirador.  La madera de nogal es del grado 2, lo que significa que ha sido bien seleccionada, sobre todo en sus prestaciones. Utiliza cantoneras intercambiables, para así poder variar la longitud de su culata y hacérnosla más cómodas a los distintos usuarios. Trae una puesta y dos de diferentes espesores que van desde 12, 20 y 25 mm.

Trae tres cantoneras, una puesta y dos de diferentes espesores que van desde 12, 20 y 25 mm.

El candado y las anillas porta-correa vienen de fábrica.

 

 

 

 

 

 

 

Otro aspecto muy bueno de este Hunter es que podemos, incluso, variar con los seis insertos la desviación y caída de la culata. En pocas palabras, todo está pensada para hacer de este rifle Fluted un arma que le va a encajar como si fuese una hecha especialmente para usted.

 

En el campo de tiro

La distancia de tiro fue la de 50 metros, que como siempre nos es escasa para disparar  un rifle, pero es lo que hay. Utilicé tres tipos de  munición: Nitrex con puntas Grand Slam, PMP y Winchester Super X., la utilización de este peso, no es porque a mí me guste en especial para la fauna ibérica que es de menor porte, prefiriendo los 150 o como máximo 165 grains. Pero soy consciente de que la mayoría de los cazadores, sin un fundamento claro, prefieren las de 180 grains. Y todos sabemos que lo que es vox populi es vox Dei.

Obsérvese la paridad en precisión entre los diferentes tipos y marcas de munición.

Como veremos todas dieron buenos resultados de precisión y aun mezclando la munición y con otras de las que tenían algunos ejemplares, el rifle siempre demostró que su semi-automatismo es irreprochable.

Por tanto, ¡buena caza!

Nota: Agradezco la cesión del material para este reportaje a Aguirre y Cía., S.A., Calle Trespaderne, 29, 4ª planta, 28042 Madrid. Tel. 91 435 57 40.

 

Saúl Braceras