Zar Nicolás II

Un avezado cazador

La familia de Nicolás Alexándrovich Románov regía los destinos de Rusia desde 1613. Nació el 18 de mayo de 1868, cuando su abuelo, el zar Alejandro II, llevaba 13 años en el gobierno. El recién nacido era el primogénito del príncipe heredero o zarevich, Alejandro, y de la duquesa María Fiodórovna, princesa Dagmar de Dinamarca antes de casarse y convertirse al cristianismo ortodoxo. Su tutor oficial fue Konstantín Pobedonóstsev, gracias al cual Nicolás aprendió las convicciones autocráticas de su padre y la doctrina del origen divino del poder del zar.

Nicolás II con uno de sus mejores trofeos cazados en Spala, Polonia, fue el 4 octubre de 1912.

A la edad de 13 años asesinaron a su abuelo, el 13 de marzo de 1881, ese mismo día, su padre asumió el trono como Alejandro III. Era un hombre de gran corpulencia, de más de un metro noventa de estatura y se vanagloriaba de su descomunal fuerza física, pero no por ello dejaba de lado el conocimiento, ya que era un eximio músico.

Nicolás II fue educado como un aristócrata, obteniendo una gran cultura y una esmerada educación; viajó a Inglaterra, Japón e India, donde cazó tigres invitado por el entonces Virrey británico. Hablaba con soltura inglés, francés, la lengua preferida entre la belle societé rusa, y alemán. Un hecho destacable era el parecido físico que guardaba con el futuro rey Jorge V de Inglaterra, o Georgie como lo llama el zar, con quien de jóvenes solían cambiar sus vestimentas para imitar sus roles respectivos. Era un hombre atractivo, tuvo algunos amores de juventud, como la bailarina Mathilde Kschessinska, pero se quedó prendado de una de las nietas de la reina Victoria I, la princesa Alix de Hesse-Darmstadt, a la que llamaba Sunny, y estableció con ella una relación muy romántica y duradera.

El zar era un amante de la naturaleza y de los deportes, un gran jinete y practicaba la navegación, como vemos en esta foto, por el Dnieper, cerca de Mogilev.

Aunque se conocieron con anterioridad fue en 1889, cuando Alix Victoria Elena Luisa Beatriz y Nicolás se reencontraron en San Petersburgo en una visita de la princesa a su hermana Ella (pronúnciese Ela). La joven había cumplido ya 17 años y el príncipe, 21. La atracción fue mutua, aunque la princesa no mostraba mucho entusiasmo, ya que no estaba dispuesta a dejar el luteranismo por el cristianismo ortodoxo ruso, lo cual también implicaría cambiar su nombre.

Finalmente, fue la reina Victoria y la princesa Ella quienes persuadieron a la joven de que un cambio de fe no era, en realidad, una experiencia tan grave ni tan extraña. La soberana argumentó que el cristianismo ortodoxo ruso no difería mucho del luteranismo…

Transcurridos diez días, el zarevich regresó a Rusia. Luego de anunciar a sus progenitores el compromiso, en junio se embarcó en el yate real Polar Star para visitar a su novia en Inglaterra y formalizar el casamiento. Ya en Windsor, Nicolás presentó los regalos: un anillo con una perla rosada, un collar de grandes perlas rosadas, un brazalete con una enorme esmeralda, un broche de zafiros y brillantes y un largo collar de perlas, realizado por Fabergé, el célebre joyero de la corte rusa, cuyo coste fue de 250.000 rublos oro. Al contemplar este deslumbrante despliegue de alhajas, la reina Victoria le dijo cariñosamente a su nieta: «Bueno, Alix, espero que esto no se te suba a la cabeza».

La pareja imperial durante un ojeo. El zar lleva su par de escopetas de Lebeau-Courally, número de serie 31.831 y 32.

El 1 de noviembre de 1894, Alejandro III murió a los 49 años de edad. Ese mismo día, por la tarde, el joven zarevich asumió el gobierno. Ante cortesanos, funcionarios, sirvientes y familiares, dispuestos en semicírculo, un sacerdote pronunció las solemnes palabras del juramento de obediencia y lealtad a Su Majestad Imperial, el zar Nicolás II. Al otro día éste emitió su primer decreto imperial para proclamar la nueva fe, el nuevo título y el nuevo nombre de la hasta entonces princesa Alix de Hesse. A partir de ese momento, la nieta luterana de la reina Victoria pasaba a ser «la verdadera creyente gran duquesa Alejandra Fiodórovna».

 

 

 

 

Nicolás II, el cazador

Quien iba a ser emperador de todas las Rusias demostró desde temprana edad interés por la caza y lo mantuvo a lo largo de toda su vida junto a su otra pasión, la fotografía. Amaba los espacios abiertos y sentía especial predilección por la Naturaleza, sobre todo en la mansión rural de Czarskoye Selo.

La familia imperial, a excepción del príncipe Alexis, en Crimea. Mayo de 1914.

El gran duque Miguel, antiguo virrey del Cáucaso, fue uno de los que iniciaron al futuro zar en la caza, pasión compartida con otros parientes, como su primo el gran duque Alejandro. Esto obligaba a la familia imperial a trasladarse a diferentes residencias a lo largo del año; de este modo abandonaban el palacio Alexander y se desplazaban a Crimea en primavera, en junio Czarkoye Selo era el destino obligado. Otra afición del zar era la navegación y el yate Standard, un gran buque de vapor con unos 200 tripulantes hacía las veces de residencia imperial a lo largo del Báltico.

Durante una cacería en Wolfsgarten, Alemania. De izda-dcha.: Nicolás II, la zarina Alix o Alejandra, la gran duquesa Victoria Melita de Hesse y el gran duque Ernst Louis de Hesse.

Le apasionaban las armas finas y fue un gran cliente Lebeau-Courally, donde encargó varias escopetas y rifles. En cuanto a las casas armeras británicas, no hay registro de que hubiese sido cliente de ninguna, tampoco se puede asegurar que no lo haya sido, pero al menos por los registros no hay constancia. No obstante, y dada sus continuas visitas al Reino Unido y su pasión por las armas finas, no es de descartar. Además, Su Alteza Imperial era asiduo concurrente a las tiradas reales que la firma de sastres británicos, Saville Row, organizaba. Por último, la firma Holland and Holland tenía en San Petersburgo un representante, J. M. Larderet, que mantenía un buena relación con la corte.

El káiser Guillermo II, Willie para el zar, primo de Alix, era otro entusiasta de la caza y en muchas oportunidades compartieron esta pasión tanto en Rusia como en Alemania, siendo habitual que ambos se reunieran de forma discreta durante estos lances. Uno de los sitios, en este último país, era la residencia de Wolfsgarten, rodeada de grandes bosques en las proximidades de Frankfurt.

La familia imperial y sus amigos solían reunirse en Wolfsgarten, Alemania, donde pasaban parte del otoño. De izda-dcha.: Nicolás II, el príncipe Nicolai de Grecia y el gran duque Boris Vladimirovich, divirtiéndose.

Una cacería que se hizo famosa fue la de Oranienmburgo, el 6 de noviembre de 1910, organizada por el káiser, donde el zar abatió en una hora y media treinta y tres gamos usando 60 balas. En total se consiguieron 290 reses. Este lugar, al que volvió varias veces, le gustaba en particular por su parecido a los bosques de Spala, en Polonia.

Desgraciadamente, esta proximidad con el emperador alemán sería una de las causas que iniciaría la caída de Nicolás, pues fue él quien aconsejó la invasión de Corea que acabaría en la Guerra Ruso-Japonesa que tantas tragedias llevó al pueblo ruso y que de nada sirvió al iniciarse la Primera Guerra Mundial.

Otro paraíso cinegético para el zar eran sus propiedades en Spala, Polonia, donde asistía durante la temporada. Se alojaba en el pabellón de caza rodeado de un inmenso bosque. Allí se sentía libre y podía olvidarse de los problemas de su imperio, que no eran pocos ni fáciles. Y mientras su estancia se prolongaba en aquellos bosques la familia imperial vivía de forma campestre.

Nicolás II y la zarina Alejandra de cacería en Czarskoye Selo, en 1907.

El 4 octubre de 1912 cazó allí uno de sus mejores venados; en su escueto diario comentó: “…hoy hemos tenido un día muy soleado, por la mañana fui a dar un paseo, a las once ofrecí a los cosacos un almuerzo, acompañado de unas oraciones, en el jardín frente a la casa de los guardias de escolta. Después de comer, fui a Demba y a Beliavy. Conseguí cazar un hermoso ciervo y herí y maté a un enorme oso…”

De hecho, fue en Spala, donde el príncipe heredero Alexis sufrió su primer accidente que le causó una hemorragia interna y, siendo hemofílico, no era para tomarlo a la ligera. Con esto comienza otra etapa negra que envolvió la vida de los Románov, la aparición del monje Rasputín.

Nicolás II era un hombre de costumbres fijas, se levantaba antes de las ocho, desayunaba frugalmente y daba un paseo con sus perros. Era un apasionado deportista que solía llevar a sus hijos de marcha por las montañas o a montar a caballo.

 

Una colección de errores terribles

El káiser Guillermo II, Willy para el Zar, posan juntos sobre la cubierta de yate imperial Standard, anclado en Swinemunde. El zar viste uniforme de almirante alemán y Guillermo II el de almirante ruso.

Hablar a tantos años vista de los fallos de un hombre de estado es fácil, pero al verlos diacrónicamente la comprensión nos asiste en este viaje temporal. La Rusia Imperial a principios del siglo XX estaba inmersa en una nebulosa difícil de datar, pero colocarla a finales de la Edad Media no es equivocarse mucho.

La población vivía en unas condiciones de extrema pobreza y si a esto sumamos la derrota con Japón, las condiciones estaban servidas para las revueltas. No obstante, vendrían más y más eventos nefastos, como el que se conoce como el Domingo Sangriento, cuando un religioso llamado Yuri Gapón logró convocar una marcha de campesinos y obreros para entregar una serie de peticiones anti-autocráticas al zar que se encontraba en San Petersburgo en su palacio de Czarskoye Selo, el domingo 22 de enero de 1905. La muchedumbre llegó a las inmediaciones del Palacio de Invierno sobre las 14 horas, donde una tropa de cosacos custodiaba la entrada. Al acercarse a unos 100 metros de la entrada y, sin mediar provocación, los soldados dispararon, y como si esto fuese poco, una carga de caballería finalizó el evento con un saldo de 92 muertos. Este hecho tuvo repercusiones insospechadas, ya que alimentó las chispas primigenias de la revolución que los mencheviques y bolcheviques deseaban.

Esta cacería del 6 de noviembre en Oranienmburgo, Alemania, fue organizada por el káiser Guillermo II y en ambas fotografías vemos al zar en compañía de su anfitrión, donde abatió 33 gamos. Obsérvese la firma del káiser Guillermo II: Willy.

 

 

 

 

 

 

 

 

En ese año de 1905, hubo atentados, en uno de ellos pereció un tío de Nicolás II, el gran duque Sergio Románov (Serguei Aleksándrovich Románov), esposo de Ella (Isabel Fiodoróvna), la hermana de la Emperatriz, y además se sublevaron los marinos en los puertos, como el caso del acorazado Potemkin. Una gran huelga paralizó la industria y los revolucionarios dirigidos por Trotski, Lenin y otros agitadores marxistas iniciaron el camino de la revolución.

Estos soldados británicos hicieron de batidores en una cacería en Escocia a comienzos del siglo XX.

Bajo su reinado, pero más bien al margen de su intervención directa, Rusia conoció un proceso de industrialización acelerada, que hizo surgir importantes núcleos obreros y se esforzó por extender su influencia en Asia rivalizando con las potencias occidentales en la carrera imperialista, como su intervención en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, creación de la base de Port Arthur en 1898, ocupación de Manchuria en 1900, la devastadora Guerra Ruso-Japonesa de 1905 y por último la Primera Guerra Mundial. A partir de su estallido nada volvería a ser igual. Fue un largo camino de errores políticos que sirvieron para echar más leña al fuego y el final se produjo de forma artera en Ekaterimburgo.

 

Saúl Braceras

Tags:
, ,