Snipers: duelo en Stalingrado

La muerte a distancia

El desarrollo de los francotiradores no se ha detenido desde su creación y es lógico que así sea, ya que con muy pocos hombres se puede detener el avance del enemigo durante cierto tiempo.

La batalla de Stalingrado, en el invierno de 1942 al 43, fue un enfrentamiento de armas ligeras y capacidad operativa. Los dos dictadores enemigos se enfrentaron en una lucha estúpida por orgullo, pero que sirvió para que miles de soldados de ambos bandos no volvieran a sus casas.

La estrategia de los soviéticos consistía en una presión constante y próxima al ejército alemán para minimizar el poderío aéreo y artillero de éste. De este modo, el combate fue calle por calle, donde el armamento era el del soldado de infantería, por tanto los franco-tiradores o snipers de ambos bandos fueron determinantes.

La destrucción casi completa del entramado urbano servía a la perfección para el uso de tiradores selectos, que obraban en general en solitario. Fue como soltar cazadores avezados en busca de presas, que usualmente eran oficiales, restringir los movimientos del enemigo, destruir correos y el normal avituallamiento.

Es sabido que la presión que ejercen estos tiradores de élite en las tropas de a pie es tal que logra con muy pocos hombres una psicosis total.

 

Los contendientes

Esta es una de las imágenes más difundidas del sniper alemán, nótese el dispositivo para disparar con guantes que está montado en el arco guardamonte

En el film “Enemigo a las puertas” se ve el combate desde el punto de vista hollywoodiense, que no está muy ceñido a la historia verdadera, de dos de los mejores francotiradores del mo-mento: el ruso Vassili Zaitiev, cazador nacido en la población de Óblast de Cheliábinsk, en los Urales, convertido en soldado y del mayor König de la Escuela de Francotiradores de Berlín.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Vassili tenía 26 años y ya era un avezado cazador y tirador. En el primer momento se alistó en la marina de su país, rápidamente destacó como tirador de élite y en breve, entre combate y combate, fue monitor de tiro, la mayoría de sus alumnos hicieron honor a sus enseñanzas.

El 21 de octubre de 1942 fue destinado como francotirador en la Batalla de Stalingrado, junto con varios de sus discípulos, como: Víctor Medvédev,  Anatoli Chéjov y Tania Chernova, apodada, la Loba Blanca, juntos hicieron que los alemanes temieran las horas de plena luz, frenando las actividades casi al completo. Estos tres alumnos a los pocos días de estallar la confrontación en Stalingrado habían quitado la vida a más de 70 soldados alemanes, también se dice que los 28 francotiradores entrenados por Zaitiev se cobraron la vida de más de 3.000 soldados enemigos. Otro éxito de los snipers rusos fue Andrei Baciu, quien mató a 224 soldados germanos.

Sin duda, durante la Batalla de Stalingrado, los alemanes sufrieron numerosas bajas a manos de los francotiradores soviéticos, que se habían convertido en una verdadera amenaza; aunque tal vez no tantas.

No obstante, Vassili Záitsev obtuvo más de cien muertes en los primeros meses de combate y fue condecorado con la Orden de Lenin. Y aquí comienza la leyenda, pues no está comprobado que los hechos fueron así. Durante en esos días, según el testimonio de un prisionero alemán, llegó al frente el mayor Erwin König, cuya misión era matar a Záitsev para acabar con el mito y la confianza del pueblo ruso. De este oficial, se dice que su nombre no era tal y que se trataba de un seudónimo del mayor Heinz Thorval, director de la Escuela de Francotiradores del Ejército Alemán. También se comenta que ante la propaganda soviética del éxito de sus francotiradores,  Heinrich Himmler ordenó al Standartenführer Heinz Thorvald que debía acabar con la leyenda de Vassili que, para entonces ya había causado más de 159 bajas entre las filas del Reich, la mayor parte de ellas de oficiales de alto rango. El uso del seudónimo por parte del mayor Thorval y adoptar el de Erwin König, tenía como objeto, en caso de ser muerto, evitar ser utilizado por la propaganda soviética.

 

El duelo

Durante varios días se buscaron con sigilo para estudiar el terreno y tratar de encontrar al otro, hasta que el supuesto König hizo su primer movimiento, eliminando a dos francotiradores rusos, Morozov y Sheikin, con sendos disparos en las cercanías de la fábrica de tractores Octubre Rojo, al pie de la colina de Mamáev Kurgán. Ése fue el lugar que Vassili decidió hacerle frente, estaba acompañado por su amigo y colega Nikolái Kulikov.

Soldado de plomo que representa fielmente a Vassili Zaitiev

Durante tres días con sus noches, ambos contendientes esperaron con admirable paciencia a que el otro cometiera un error y delatara su posición. Al cuarto día, Vassili y Nikolái creyeron saber dónde estaba y urdieron un plan para descubrirlo. Durante la mañana Zaitiev observó un brillo debajo de una chapa próxima a un tanque destruido y a su señal Nikolái asomó un casco, el alemán disparó y aquél se arrojó al suelo gritando de dolor. König (Thorval) mordió el anzuelo y se asomó para contemplar a su víctima, hecho que aprovechó el ruso para asestarle un disparo en la cabeza que terminó con su vida.

La mira telescópica del fusil de Thorvald, de la cual se dice que era el más preciado trofeo de Záitsev, se exhibe actualmente en el Museo de las Fuerzas Armadas en Moscú.

Por aquellos días, Záitsev se convirtió en héroe nacional. Durante la Batalla de Stalingrado se le atribuye haber abatido entre 149 y 250 soldados y oficiales alemanes, entre estos últimos muchos de alto rango.

En enero de 1943 Záitsev sufrió graves heridas en los ojos causadas por una granada de mortero. El profesor Vladímir Filátov restauró su visión y pudo regresar más tarde al frente para terminar la guerra en el río Dniéster con el grado de capitán. Se dice que al finalizar la contienda, tenía unas 400 muertes en su haber. En la actualidad se sigue discutiendo sobre la veracidad del duelo citado, pues es bien sabido que la primera baja cuando se produce una guerra (o una crisis) es la verdad. Puede que haya existido el mayor König o la versión del Standartenführer Heinz Thorvald, pero, más allá de esto y, sin lugar a dudas, debieron ocurrir muchos, muchísimos duelos entre francotiradores como los citados.

 

Los francotiradores más conocidos y sus resultados

José Cid