Dorleac & Dorleac .275 Rigby

Un arma mítica

La empresa John Rigby, distribuidora de la firma Mauser en Gran Bretaña, desarrolló a comienzos del siglo XX el epítome del rifle de caza ligero, a partir de entonces salvo algunas excepciones y por citar un ejemplo, como los stutzen centroeuropeos, la mayoría de los fabricantes internacionales produjeron armas basadas en éste.

Este es el homenaje de la firma Dorleac & Dorleac a John Rigby.

La meta de Rigby era dotar al cazador de un arma precisa y ligera que sirviera tanto en las planicies africanas como en rececho o batidas europeas. Para ello se basó en el cerrojo Mauser 1898 y en un cartucho de origen militar, el 7×57 Mauser Español, al que modificó el peso y diseño del proyectil, pasando de los 173 grains de punta redonda a uno de 140 tipo spitzer.

El cerrojo es un Mauser original modelo 1896, fabricado en Oberndorf para el fusil sueco modelo 1894. Su nuez ha sido cambiada y adecuada para que con la apertura se monte el percutor, como lo haría una acción 1898.

El éxito de este cartucho y las armas que lo disparaban fue inmediato, tanto en el campo militar como en el deportivo y desde su creación nunca dejó de fabricarse en ambos lados del Atlántico.

Karamojo Bell

El nogal utilizado es de mejor calidad que en los Rigby originales, que si bien eran maderas estabilizadas carecían de la belleza de la utilizada por Dorleac.

El nombre de pila de este escocés era Walter Dalrymple Maitland Bell y su lugar de nacimiento fue Edimburgo en 1880. Su sobrenombre de Karamojo (pronúnciese Karamoyo), viene dado por la región de Karamoja. Fue un aventurero en toda regla, ya que recorrió mucho mundo, llegando a Alaska y a su “Dorado” Klondyke. Participó en la guerra Anglo-Boer como voluntario en la “Canadian Mounted Infantry”, cayendo prisionero de los Boers e internado en un campo de concentración del cual escapó para reunirse con su unidad hasta el final del conflicto. Llegó a Mombasa en 1902 e inició su carrera como cazador profesional hasta que la Primera Guerra Mundial interrumpió sus planes. Se alistó nuevamente, pero esta vez en el “Royal Flying Corps”, antecedente de la R.A.F., llegando a ser condecorado y obteniendo el rango de capitán.

El alza ortóptica montada sobre el percutor era típico de Rigby, Jeffery y otros armeros británicos. Su colocación aprovechaba la máxima distancia entre el alza y el punto de mira.

En su equipo contaba con un .303 Lee-Enfield, un .275 Rigby, un express del .450/400 3” y una pistola Mauser modelo 1896. Como dato ilustrativo se sabe que en su primera expedición en 1903 al territorio de Karamoja, consiguió 14.480 libras de marfil y recibió a cambio 7.300 libras esterlinas, lo que representaba una verdadera fortuna. Tengamos en cuenta que un “Holland and Holland Best quality Doubled Barrelled Royal Hammerless side ejector side lock” en calibre .465 H&H  costaba por esas fechas 75 Guineas, unas 78,75 libras esterlinas.

Posteriormente, añadió a su armero un Mannlicher 6,5 o como lo llamaban los británicos un .256. También sumó un .318 Westley Richards y dos Rigby del .416. Sin duda, Karamojo Bell fue un gran cazador y un excelente tirador, ya que se dice que abatió unos mil elefantes sin especificar cuantos cayeron bajo los proyectiles del .275 Rigby. Claro está que éste no era un cartucho idóneo para la caza de los grandes paquidermos, pero con proyectiles de origen militar de 174 o 173 grains de punta blindada de acero que aseguraban una gran penetración era totalmente posible. De hecho, otros cazadores usaron con éxito armas militares y cartuchos blindados, como Theodore Lefebvre con su Lebel del 8 mm.

La base del punto de mira es típicamente Dorleac.

Bell era un tirador de excepción, lo que redundó en su exitosa carrera de cazador profesional, permitiéndole retirarse a la edad de cuarenta años. Su principal tesis era que lo importante no era tanto el calibre como el posicionamiento del proyectil en el lugar deseado. Para ello supo diseccionar los cráneos y cuerpos de los elefantes que abatía para ver tanto su anatomía como los resultados de los impactos.

Publicó en 1923el libro “Wanderings of an elephant hunter”, posteriormente, “Karamojo safari” y tras su muerte, el 30 de junio de 1954, apareció en 1960 “Bell of Africa”, una recopilación realizada por el coronel Towsend Whelen.

 

Dorleac & Dorleac .275 Rigby

El perfil del cañón es idéntico al Rigby nº1. Hacia su mitad hallamos el enganche porta-correa, un clásico en los rifles británicos de principios del siglo XX.

Conozco a Joêl Dorleac desde hace más de veinte años y desde el primer momento me impresionó positivamente su coqueta armería en Perpignan y más aún su buen hacer en cuanto a rifles de caza y tiro. Es un forofo coleccionista de Mannlicher Schönauer, pero ya los lectores de esta publicación le conocen bien, pues hemos publicado muchas de sus excelentes armas.

No solo Bell utilizó con éxito el conjunto Rigby del .275, también otros muchos cazadores como pude comprobar hace muchos años con Paul Roberts mientras buscábamos los datos de un rifle de mi propiedad y fueron apareciendo nombres como Denis Finch Hutton y Bror Blixen que tuvieron sus dimes y diretes por los amores de Tanne, más conocida como Karen Blixen.

Los cuatro librillos y una hoja fija, similar a las Mauser del tipo A, van desde 100 a 500 yardas.

Debo decir que con mi Rigby del .275 el animal más grande que cacé fue un eland y para ello cambié los proyectiles de 140 grains por los de 173. Es decir, que el 7×57 o .275 es un calibre ideal para la caza mayor y para cualquier tipo de tiradores, ya que carece de retroceso. Liliana, mi mujer, ha utilizado con éxito su Sarasqueta modelo Hispania con todo tipo de fauna. Sé que muchos colegas dicen que este cartucho de 1893 es similar al 7-08, lo es y no lo es, ya que con proyectiles más pesados el viejo cartucho del Mauser Español se impone.

En la cantonera metálica hallamos un segrinado grueso y una puerta trampilla que oculta una antigua aceitera Parker.

El rifle que traigo a estas páginas lleva un cerrojo Mauser original modelo 1896, fabricado en Oberndorf para el fusil sueco modelo 1894 y cuya nuez ha sido cambiada y adecuada para que la apertura sirva para montar el percutor, como lo haría una 1898. Lleva un seguro de aleta o como se lo llamaba entonces de «bandera» con la palabra «fire» escrita en oro.

Sobre su largo cañón de casi 61 cm. encontramos cuatro librillos y una hoja fija, similar a las Mauser del tipo A, que van desde 100 a 500 yardas. La base del punto de mira es típicamente Dorleac y casi a la mitad del cañón, por debajo, hallamos  el enganche porta-correa, todo un clásico en los rifles británicos de principios del silgo XX, como también lo es el alza ortóptica montada sobre el percutor. Esto último era para poder utilizar la máxima distancia entre dicha alza y el punto de mira y, por tanto, minimizar su error.

El pavonado al ácido lo impregna de ese sabor tradicional, como así le aporta sus ventajas en cuanto a resistencia al óxido. Sin embargo, su largo extractor y la pieza que sirve de botador y a la vez permite quitar el cerrojo, tienen un acabado azul intenso. Solo el disparador tipo ERA lleva un acabado en jaspe.

El Rigby de Dorleac & Dorleac mantiene su pistolete redondeado.

La larga hoja semiflexible del extractor permitía (y permite) que el cartucho tenga una conducción dirigida hacia la recámara. Lo dicho consiente que estos rifles puedan cargarse aun con el cerrojo invertido o hacia abajo.

«Karamojo» Bell con el uniforme de Capitán de la Royal Flying Corps al final de la Primera Guerra Mundial.

Su culata es muy similar a la Rigby nº1, aunque el «drop» es menor. No obstante, mantiene su pistolete redondeado y su corta chimaza. El nogal utilizado es de mejor calidad que en los Rigby originales, que si bien eran maderas estabilizadas carecían de la belleza de la utilizada por Dorleac.

La cantonera metálica lleva un segrinado grueso y una puerta trampilla que oculta una antigua aceitera Parker. El rifle ha sido regulado con munición RWS de 173 grains y, como es de esperar, tiene una precisión magnífica.

 

Nota: Agradezco la cesión del material para este reportaje a Dorleac&Dorleac, 44 Boulevard Clemenceau, 66000 Perpignan, Francia, tel: 0033 468 354 747, www.dorleac-dorleac.com

 

Saúl Braceras