Bayonetas de Taco

Orgullo de unos y útiles herramientas para otros

Su utilización en Europa comenzó con las primeras armas de fuego, pero realmente se fueron popularizando a partir del siglo XVII. Es fácil encontrarlas por todos los países de nuestro entorno geográfico y cultural; es decir, en el Viejo Continente y en Hispanoamérica. Por contrapartida no es sencillo hacerlo en los Estados Unidos o en Canadá. Esto se debe a que en estos países de la América Boreal, la caza mayor se realizó en un altísimo porcentaje con armas rayadas y las bayonetas de taco pertenecen a las de ánima lisa en exclusiva.

 

Formas y tamaños

Su aparición fue en armas de guerra, como los primeros mosquetes, y rápidamente se pasó al uso en armas de caza. En su versión bélica se fueron adaptando más y mejor para dejar el cañón libre y poder usarse sin haber disparado. De este modo, la bayoneta de taco dio paso a la de cubo que llevaba una hoja coaxial y un engarce especialmente diseñado.

Por contrapartida, las bayonetas de taco siguieron inmutables en el mundo de la caza hasta el comienzo del siglo XX. En su estudio debemos hacer una clara distinción entre las de media y alta calidad y las de fabricación casera.  Dentro de la primera categoría, en general, suelen ser de doble filo (lanceoladas) y con hojas de dos o cuatro mesas, con o sin recazo, con guardas o defensas muy elaboradas. Suelen tener unas hojas gruesas o al menos robustas. En éstas podemos encontrar diferentes formas de adornarlas, como el nielado, damasquinado o incrustaciones de oro y plata. Sus empuñaduras son de materiales nobles como la madera de nogal, roble o ébano, aunque también se recurre al hueso o al marfil. En general, se hace uso de varios materiales a la vez.

Todas tienen su forma característica de cono rematado en un engrosamiento con forma de cebolla o lágrima, que era la que engarzaba y daba ajuste al conjunto, por ello solía ser de un material más duro, como el ébano, boj o marfil. Por una cuestión de diseño no pueden ser enterizas, pues pondrían en contacto con el ánima su lomo de acero.

En cuanto a su tamaño, varían de longitud entre los 19 y 35 cm.

La Fábrica de Toledo produjo gran cantidad de este accesorio tan necesario para la caza mayor, sobre todo en la época de las armas de un cañón y de avancarga

Las fundas suelen ser de piel de diferentes animales, pasando desde la cabritilla a la del tiburón o pez lija. Siempre suelen llevar brocal y puntera metálica, donde el uso va desde el acero al oro, al latón o la plata. En cuanto a su forma de portarlas, en general se llevan mediante un tahalí gracias a su botón de sujeción.

Con respecto a las de origen más humilde, no faltaron ejemplos ni imaginación a la hora de producirlas. Sus hojas suelen ser de un filo y dos mesas sin recazo, aunque hay excepciones, y mantienen una forma triangular. De hecho, las hay producidas a partir de media tijera de esquilar partida, limas o de cualquier plancha de acero o hierro, sin más. Estas últimas son las más pobres, pero no por ellos menos efectivas, ya que su principal cometido era el apuñalamiento o simplemente pinchar y para ello sólo se requiere una hoja aguzada de cierta fortaleza, donde hasta el latón hubiese servido, aunque nunca he visto ninguna de este material. La longitud suele ser más corta debido a que se han utilizado peores materiales que en las más elaboradas. Las empuñaduras mantienen la misma forma y diseño que las de alta jerarquía, pero suelen ser de madera de pino y su engrosamiento de boj o hueso. Pueden llevar algunas incrustaciones mediocres y sus defensas son más débiles o directamente brillan por su ausencia. Las fundas son de piel con una costura en medio, similar a los cuchillos de campo canarios y/o sudamericanos.

Esta bayoneta de origen presumiblemente germano o flamenco nos muestras dos caras, como casi todas las cosas en la vida

 

Su utilización

Se enastaban en el o en uno de los cañones de la escopeta, una vez que hubiese sido disparado y, a modo de chuzo o lanza, se atacaba a la res para rematarla. Como cualquier arma blanca larga ofrecía la ventaja de no tener que acercarse demasiado, como es obligatorio con un cuchillo de remate.

A pesar de que siempre se la liga a las armas de avancarga, donde tuvieron amplio uso, no es así, pues no olvidemos que en España se ha usado y se usa la escopeta de retrocarga en la caza mayor. Aunque fueron de mucha utilidad, hoy en día pertenecen al coleccionismo.

 

José Cid