Rifle Express Westley Richards

En calibre .318 W.R.

Charlando con amigos al final de una cacería, uno de ellos, apareció con un raro ejemplar de rifle express que adquirió hace muchos años, más de 20 en realidad, en la desaparecida armería “La Veneziana”, la más importante de Sudamérica, ubicada en Buenos Aires, se trataba de uno de la afamada firma inglesa, Westley Richards. En perfecto estado, recamara un cartucho muy eficiente en su época, el .318 Westley Richards, una creación de esta misma firma, allá por 1910.

 

EL .318 W.R.

Caja de municiones original Kynoch, al lado un cartucho .318 WR cargado manualmente con punta Barnes clásica de 250 grains de peso y munición sólida de fábrica

Es uno de los calibres clásicos africanos de la Época Dorada, un poco olvidado hoy día, pero que fue, sin duda, unos de los más eficientes de antes de la Primera Guerra Mundial, tan difundido como el económico .303, por ser el cartucho militar británico de esos años, pero con mucho mayor rendimiento. Entra en la categoría de los calibres “medianos” para la fauna africana y asiática de entonces y, sin duda, todavía es una buena elección aun hoy para este sector de trofeos de caza.

Fue introducido, como dijimos, allá por el año 1910 y desarrollado por WR para ser utilizado en los rifles de repetición por cerrojo basados en la acción Mauser 98, ya que esta acción arribó al mundo deportivo, y aun militar, como una tormenta, arrasando con muchos otros sistemas.

Debemos reconocer, que si bien el .303 British, tan usado por sus municiones económicas y fáciles de conseguir, había  sido en su momento una revolución en los campos de caza, gracias a la novedosa pólvora sin humo y sus eficientes proyectiles de menor calibre pero de gran penetración, comparándolo con antigua cartuchería de pólvora negra y sus balas de plomo endurecido, el mismo era un tanto escaso de diámetro y poder de detención para la caza mediana africana o asiática.

El calibre que estamos analizando, desplazó a su vez al .303 al poseer mayor diámetro, peso y potencia, sobre todo para  las especies medianas de piel blanda, además de ser más adaptable a los cargadores de las acciones Mauser 98, al carecer de pestaña como tenía el clásico .303.

Culote original del .318 WR

El .318 WR es muy similar al clásico americano .30-06 Springfield, por lo que es muy fácil recargarlo en el caso de no conseguir vainas originales, utilizando para ello las de este cartucho, pero engarza un proyectil de mayor diámetro y peso, siendo en realidad en medidas inglesas o sea en pulgadas, un verdadero .330 en vez de uno de .318 como lleva su nombre. Denominarlo .318, viene de la costumbre inglesa de nombrar al cartucho por el diámetro de los campos y no la de las estrías, como se hace habitualmente.

En cuanto al peso de sus proyectiles, ganó fama por el de 250 grains, el cual volaba a la “modesta” velocidad de 2.400 pies por segundo, pero de gran efectividad, aunque también se lo cargó con una punta más ligera, de 180 grains, creada para animales de menor peso y tamaño. Sin embargo fue un fracaso en la práctica, ya que se lo usó incorrectamente, contra las especies pesadas africanas, con malos resultados debido a su escasa penetración.

Desde su aparición, este calibre fue un éxito en el rango de las especies africanas y asiáticas medianas o similares, ya que su proyectil de 250 grains de puntas expansivas probó ser tremendamente eficiente y de gran penetración, mientras que con los proyectiles sólidos fue también usado en la caza de elefantes con disparos al cerebro.  Uno de los mas importantes cazadores que lo usó fue nada menos que “Karamojo” Bell, ya que recientes investigaciones dieron como resultado que utilizó este calibre, como el 7×57 Mauser que lo llevó a la fama, aunque no fue el único en emplearlo, ya que lo usaron  cazadores de la Época Dorada Africana, como el mayor G.H. Anderson; James H. Sutherland; D.D. Lyell y el Comandante Longden, entre otros.

Para los grandes paquidermos, esta firma recomendaba, su calibre .425 WR, ya que poseía mayor diámetro, más peso y un excelente poder de parada para el caso de tener que detener una carga.

Aunque de otras dimensiones y calibre un poco más grande, en 1912 apareció la genial creación del .375 H&H, que a su vez, barrió con muchos calibres inclusive el que estamos estudiando, imponiéndose como el “Rey de los Medianos”.

 

Su rendimiento

Sobre la caja original Kynoch, municiones del .318 WR y del .30-06 donde se puede apreciar su similitud

El .318 WR tiene una velocidad en boca con municiones de fábrica de solo 2.400 pies por segundo, un tanto lenta para los estándares de lo que se usa hoy día, pero esta fórmula de buen diámetro, gran peso de proyectil y lanzados a una velocidad moderada, hacen que no solo sea muy agradable al disparar, sino que posee la velocidad ideal  para cazar a distancias medianas, las especies africanas o asiáticas.

Este es el criterio de los cazadores profesionales, opinión que comparto, ya que si tuviese mayor velocidad, como es la moda ahora, no solo tendría mayor retroceso, sino que tendería a “pinchar” los animales, sin descargar toda la energía dentro del cuerpo del mismo.

En la actualidad, se puede conseguir esta munición de fábrica,  pero quien recarga, como es el caso del propietario, este se hizo con muchas vainas y puntas Barnes americanas del tipo clásico -camisa gruesa de cobre y núcleo de plomo- usando además pólvora del tipo de quemado estándar y pistones denominados Large Rifle, también del tipo estándar.

La agrupación que logra con su receta, más la ayuda de un visor Zeiss de 6 aumentos fijos, lo coloca a la altura de cualquier rifle de producción estándar de cerrojo a la distancia de 100 metros.

 

Los rifles que lo usaron

En primer lugar fueron, por supuesto, los de la casa Westley Richards, fabricados tomando como base la afamada acción Mauser 98, pero también lo construyeron en la fuerte acción Enfield P-14.

La casa Mauser lo ofreció en el modelo “A” como también Greener, Bland en un modelo “take down”o desarmable, llamado “El Compacto”; la mismísima Holland & Holland lo ofreció en acciones de cerrojo y en rifle express y algún que otro fabricante en monotiros, ya que era el calibre de moda entre los años 1920 al 1930 para el deportista que deseaba comprar un rifle de retroceso moderado, pero con mucho poder de detención.

Como he dicho Westley Richards lo fabricó tanto en rifles de cerrojo con acciones Mauser y algunas Enfield, y en el modelo de doble cañón como el que presentamos a nuestros lectores.

Dentro de este tipo de munición no-magnum, en su época, salió un competidor que fue el .333 Jeffery, también construido alrededor de la acción Mauser 98, que disparaba su excelente cartucho con un peso de punta de 300 grains a la velocidad de 2.200 pies por segundo en boca, ganándose inmediatamente una excelente reputación, pero de todas maneras, el .318 WR se mantuvo al tope de las ventas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el público se volcó más en los calibre publicitados por los americanos, sobre todo por ser más fácil de conseguir munición fresca, siendo las armas que lo recamaraban,  muy fuertes y a un precio más asequible.  Los cazadores noveles optaban por los promocionados magnum americanos y, la aparición de .338 Win. Magnum, opacó rápidamente esta creación británica, siendo más poderoso y de mejor rasante, ocupando la preferencia del nuevo público, sobre todo por llevar la etiqueta magnum. Pero para los amantes de los rifles clásicos, el que poseía uno de época recamarado en este calibre, si no conseguía munición de fábrica, lo podía volver a disparar, haciendo recargas manuales, utilizando para ello las abundantes vainas del .30-06 y consiguiendo las puntas Barnes americanas de diseño clásico, hoy difíciles de encontrar, o la alternativa de trefilar las puntas del .338 Win. Mag al .330.  En la actualidad, la firma australiana Woodleigh, salvó estos calibres clásicos, ya que produce puntas excepcionales, tanto sólidas como expansivas, con un resultado sorprendente en las cacerías.

En cuanto a sus vainas, si bien se pueden utilizar las del .30-06 modificándolas ligeramente, como hemos dicho, la firma Bertrams (también australiana), las fabrica utilizando moderna tecnología, llevando la denominación original del calibre en su culote. Pero para los puristas, la compañía británica Kynamco, fabricante de munición deportiva, continuadora de la legendaria Kynoch, ha vuelto a fabricar la munición para este calibre en varias versiones y, por lo tanto, la misma Westley Richardas la ofrece en sus recientes catálogos.

Un .318 Westley Richards 

Como decíamos al principio, tuve la suerte de tener en mis manos uno de esos rifles, no solo en perfecto estado de conservación, sino que su propietario lo ha usado con frecuencia en varias cacerías de búfalos, jabalíes, etc. con gran éxito.

El arma se conserva en su estuche con todos los accesorios y, además, su dueño posee aun numerosas cajas de municiones originales Kynoch. Pero vayamos a la descripción del arma y de las partes de la misma.

La acción es una box lock con la modificación de Detachable Lock o mecanismo desarmable o mejor dicho: cambiable, distinta a las que conocemos en la mayoría de estas armas, que suelen ser boxlock o sidelock, es decir, de pletinas largas. Si bien es cierto que la boxlock carece de pletinas largas, donde se pueden lucir los grabadores con bellos diseños, no por ello es de menor calidad; creo que es para muchos todo lo contrario, ya que no debilita la madera de la culata con la inserción de las pletinas laterales.

El “Detachable Lock” significó un paso adelante en los mecanismos de estas armas

La Detachable Lock, era la elegida por los profesionales por ser más robusta y permitir desmontarla fácilmente, abriendo la báscula por debajo y, entonces, se pueden quitar uno o ambos sistemas de disparo.

De todas maneras, esta acción Detachable Lock está muy bien trabajada, es sus partes internas también donde se puede apreciar la robustez de la misma y sus múltiples cierres que le garantizan seguridad al usuario, a la vez que una larga vida útil.

Los cañones son del mejor acero inglés de la época, estriados a la manera clásica, soldados prolijamente luego de las pruebas de fábrica para agrupar a la distancia de 100 metros; desde ya con la munición de 250 grains de peso, tanto expansiva como la sólida.

Un sólido monoblock une ambos cañones y, por debajo del mismo, se encuentran los cierres que encajan en la báscula, pero además observamos un cierre en la parte trasera superior, que encaja en la parte superior de la acción y cuyo pasante traba de manera firme la acción.

Este tipo de acción, una vez cerrada, forma un conjunto sumamente fuerte, capaz de soportar las presiones del cartucho que cargaba pólvora cordita y el calor de los trópicos.

 

Expulsores

Detalle del seguro

Tradicionalmente los rifles dobles poseen munición con pestaña para una expulsión totalmente confiable, pero con la aparición de la moderna cartuchería diseñada para rifles de cerrojo sin reborde, se fue imponiendo el uso de ésta mucho más fácil de conseguir y, además, que podía ser usada indistintamente en ambos sistemas. En este caso, como el cartucho .318 WR fue originariamente para rifles de cerrojo, al utilizarse en rifles de doble cañón, se presentó el problema de la expulsión segura. Esto fue solucionado adoptando la inserción de una lámina retractil dentro de los espulsores, que al introducir la munición en la recámara, la pieza baja y vuelve a subir mediante un muelle, tomando firmemente al cartucho en su ranura del culote;  un ingenioso sistema que funciona muy bien.

Las miras constan de un alza del tipo librillos, es decir, uno fijo a 100 yardas y los demás movibles para disparos a mayores distancias, siendo los mismos marcados con los números de 200, 300, 400 y 500 yardas; estos últimos, creo que un tanto optimistas, pero están muy bien realizados.

Es de notar que su actual propietario, en un viaje a Londres, llevó el rifle a fábrica y le hizo colocar un montaje para utilizar un visor Zeiss de 6×42, de manera que pueda ser puesta y removida con facilidad si la circunstancia lo requiere, ya que lo usa con frecuencia en las esperas de jabalíes, donde la ayuda de una mira óptica de calidad, hace mucho más fácil la toma de puntería.

En cuanto al punto de mira o guión, es regulable mediante un tornillo, pero lleva también uno redondo de marfil acostado, pero que, al levantarlo, se superpone a la bolita de bronce para disparar mejor en bajas condiciones de luz. Todo el conjunto está sólidamente unido al extremo del cañón y lleva un cubregión volcable, es decir, que lo podemos remover, moviéndolo hacia atrás y, de esa manera, queda totalmente al descubierto.

La culata es de la mejor raíz de nogal, de estilo recta y con carrillera. Además, va rematada con una cantonera de goma forrada en piel de cerdo

La culata y su chimaza están construidas con maderas de raíz de nogal de muy buena veta, de dimensiones estándar, y en mango pistola o pistolete, encontramos un detalle muy bien logrado, ya que se encuentra un receptáculo o colotro para guardar un guión de repuesto, bellamente ornamentado.

Como es de esperar, la terminación del arma es impecable, teniendo un buen pavonado al ácido, de mejor durabilidad, pero en sus partes en blanco, lleva bellos grabados del tipo scroll inglés y hasta insertos en oro en algunas leyendas. La madera posee sobrios picados y buen lustre al aceite, llevando en su extremo posterior un culatín de goma forrado con piel de cerdo, detalle que solo las armas muy finas poseen.

El arma funciona perfectamente, tanto como con la munición de fábrica como con las recargas que realiza su propietario; con estas últimas, logra muy buenas agrupaciones a 100 metros. Además, con disparos a distancias de 150 metros en el campo de tiro, está dentro de la precisión que se puede esperar de un rifle doble.

El retroceso es muy suave y con la mira óptica colocada, su propietario lo utiliza para cacerías de jabalíes apostados con gran éxito, ya que esos proyectiles pesados y de buen diámetro, son demoledores contra los guarros. También fue usado contra otros animales, como venados, con la ayuda de su visor alemán, en monterías, y hasta contra muchas especies africanas, incluyendo los búfalos, con un resultado excelente. Por desgracia, no puedo acompañar fotos de esas cacerías, pues su propietario desea permanecer en el anonimato.

Estos calibres clásicos, pudiendo conseguir municiones frescas o haciendo las recargas adecuadas, todavía tienen mucho para dar.

Carlos Coto