Rifle de cerrojo Hartmann & Weiss Take-down

Practicidad y precisión

Es quizás la firma alemana contemporánea de mayor reputación internacional. Fue creada a mediados de la década de 1960 en Hamburgo, posteriormente abrió una sucursal en Londres. Su escasa producción está encausada hacia la excelencia en todas las armas de caza. La empresa fue creada por dos socios: Gerhard Hartmann y Otto Weiss. El primero inició su aprendizaje en Ferlach, Austria, mientras que Otto Weiss, lo hizo en Merkel, aunque después trabajó para James Purdey & Sons, en Londres, hasta la fundación de esta compañía armera hamburguesa.

 

Armas finas

En su línea de producción artesanal hallamos todo tipo de armas, desde rifles de cerrojo, monotiros basculantes y con diversos sistemas de bloc descendentes, a express. En rifles monotiro utilizan varios sistemas, desde los Heeren al Hagn. Este último fue creado por el armero alemán, Martin Hagn que en sus comienzos  producía estas acciones en Alaska, actualmente, las fabrica en Canadá. En exprés utilizan básculas desarrolladas en base al cierre Beesley/Purdey, para las armas de cerrojo, como el que vemos estas breves notas, usan el Mauser modelo 1909 Argentino, por estar considerados como el desiderátum de este sistema de cierre. Con esto no desvelo ningún secreto ya que las grandes firmas armeras del mundo usan el mismo cerrojo, a modo de ejemplo, citaré algunas: Holland and Holland, Purdey, Hoffer y, sin ir más lejos, La Armería de Madrid.

 

Un cerrojo Mauser muy especial

El cerrojo Mauser modelo Argentino 1909 ha sido modificado para convertirlo en Take-down

En esta firma hamburguesa decidieron darle una vuelta de tuerca más y modificar el Mauser 1909, brindándole un horizonte más amplio: la posibilidad de hacerlo take-down. Esta ventaja fue, y es, muy utilizada para acortar el arma en el momento del transporte. Holland and Holland lo hace mediante un tornillo (el delantero del cerrojo Mauser), que libera acción y cañón al mismo tiempo, de un modo muy similar a Buffalo Rifle de Charles Newton de los años ´30.

En Hartmann & Weiss el principio se basaba en que los tetones acerrojan en unas mortajas que se hallan directamente talladas en la ante-recámara del cañón, no como en el Mauser 1898 ó el 1909, en la acción, lo hacen de forma similar al Mauser 66, como ya hemos visto, que a su vez se basaba en la carabina japonesa tipo 0/12 de paracaidista modelo 1942.

De esta forma y con el cerrojo abierto, mediante un botón, que se halla en la parte inferior de la chimaza, al pulsarlo podemos sacar hacia delante todo el conjunto. Es decir, que si quisiéramos otro cañón éste debería tener una chimaza ad hoc. El cerrojo ha recibido un tratamiento de jaspe, que al margen del embellecimiento, endurece la superficie del metal. Evidentemente, el grabado, tipo scroll, debe hacerse con antelación al jaspeado.

El disparador tiene pelo francés, un detalle que aprecio mucho, ya que permite hacer disparos muy precisos y no prolonga la distancia de éste al asimiento, como lo hace, los de doble juego. En cuanto a la seguridad se basa en uno de tres posiciones tipo Winchester 70. Tiene un largo cañón de 65 cm. donde hallamos dos librillos totalmente abatibles de 100 y 200 metros con hilo de oro para visualizar mejor el conjunto con su punto de mira tipo torpedo. Como aditamento, muy británico, encontramos la anilla porta-correas hacia la mitad del cañón.

Hartmann & Weiss entrega sus armas en un estuche con todos sus accesorios

El rifle lleva una montura Steyr giratoria sobre su lista de tres cuartos, para sujetar al visor Zeiss de 1,5-6×42 T, uno muy propio del calibre del arma, el 9,3×64 Brenneke.

El peso total del arma con el visor es de 4,9 kg., lo cual está bien en función del recio retroceso del cartucho, pero, en la actualidad, para mí es un poco mucho.  La parte noble  Como es lógico, los escalabornes elegidos para la culata de este rifle es del mejor nogal iraní, y, como ya he dicho en otras ocasiones, a los que Hartmann &Weiss dejan durante un largo período de secado más allá del que el proveedor garantiza; esto es muy importante, pues las maderas, aparte del estado en que se encuentren en el momento de trabajarlas, con el tiempo, adquirirán o perderán humedad según el acabado y la climatología del sitio donde se encuentre el arma. Esto es muy común en países como España, donde podemos pasar de un porcentaje de humedad alto como puede ser Valencia a zonas muy secas como Madrid. Al obrar así, el fabricante se asegura que, antes de entregar un ejemplar, la madera se encuentra estabilizada y estanca gracias a las múltiples capas del acabado.

La filosofía de la culata es muy británica, a pesar de su origen germano, la chimaza está rematada con asta de búfalo y su cantonera es de goma negra. Lleva un colotro o tapa de pistolete articulado de acero grabado para alojar otro punto de mira.

El pistolete es tipo Príncipe de Gales, muy elongado y de fácil asimiento. El segrinado es muy fino, de 25 líneas por pulgada.

El arma viene en un estuche de piel de elefante con todos sus accesorios de limpieza y conservación.

 

9,3×64 Brenneke

Se trata del cartucho más potente diseñado por Wilhem Brenneke (1864-1951) y complementa su línea iniciada con el 7×64, 7x65R (los más populares) y el 8×64 (poco difundido aunque excelente). El 9,3×64 fue desarrollado hacia 1910, es decir, cuando Alemania aún mantenía sus colonias en África y que al perderlas durante la Primera Guerra Mundial, no encontró un sitio idóneo para su uso. No obstante, y a pesar de no llevar el sufijo Magnum, lo es, y sus características balísticas son similares al .375 Holland and Holland Mágnum. Lo son a tal punto, que si vemos las tablas alemanas es superior, pero si hacemos lo mismo con las británicas o americanas está por detrás. Para hacernos una idea, RWS lo carga con varios pesos de proyectil desde 247 a 293 grains y mientras que con el menor peso lo coloca a una velocidad de 2.760 p/s con último lo hace a 2.570.

 

En el campo de tiro

En un día soleado, aunque fresco, y sin viento me dirigí a Canto Blanco con suficiente munición RWS para disfrutar de un rifle de los que nos gustan, como este Hartmann & Weiss del 9,3×64 Brenneke. Después de probar el disparador con pelo francés y cerciorarme de que lo tenía dominado, comencé la prueba. El primer disparo lo descarté por estar el rifle limpio y a partir de ahí hice varios grupos de tres disparos a 50 m. Entre serie y serie quitaba y colocaba el cañón y pude constatar que el punto de impacto era siempre el mismo, como podemos ver en el blanco que publico con seis disparos en menos de 29 mm.

Yo no tenía dudas en cuanto a su buen funcionamiento y precisión, pero me gusta comprobarlo y disfrutar de un arma con encanto.

 

Saúl Braceras