Kimber Stainless TLE RL II

Una pistola confiable

Cualquiera de los modelos que esta marca fabrica en Yonkers, Estado de Nueva York, tienen dos finalidades: máxima precisión, y funcionalidad. Estos conceptos rigen el desarrollo y puesta en producción de sus productos, donde entran en juego todos los elementos necesarios para cumplir con los mismos.

 

Calidad y más calidad

La obsesión de Kimber por hacer las cosas bien hacen que disparar con sus pistolas sea un placer y, a la vez, nos da la seguridad de que si un disparo sale mal, no se debe al arma.

Pistola Kimber Stainless TLE RL II en su maletín de transporte

El origen de esta pistola lo podemos encontrar en modelo Stainless Target, sobrio, con unas cachas de material plástico negro, lo cual, unido a los acabados mate del acero inoxidable supo impresionarnos en su momento.

Para lograr estos cometidos, la Kimber Stainless TLE RL II se vale de ciertos activos como: un seguro de aleta cuyo espolón trasero está sobredimensionado, donde podemos apoyar  el pulgar en un asimiento óptimo y relajado. Condición ésta obligatoria para hacer una buena tirada. Asimismo, podemos situar el arco de la mano sobre el axis de la pistola en una prolongación natural del brazo. Volviendo al mismo de evitar asimientos forzados. Esto suele ocurrirnos con las empuñaduras de armas con cargador bifilar, sobre todo a aquellos tiradores con manos pequeñas y medianas.

Más allá del calibre del arma, la empuñadura de una pistola monohilera es más idónea para su empuñe y control del disparo. De hecho, las más precisas para el tiro de precisión son éstas, como la Sig 210.

Para asegurar el correcto asimiento de la Kimber Stainless TLE RL II se la ha dotado de un segrinado muy eficiente en las cachas de material sintético, como así también en la parte delantera y trasera del armazón.

¿Cuál es el cometido de esta pistola: el tiro, un arma de reglamento, para grupos de operaciones especiales o defensa?

Disparador de aleación ligera regulable

Iremos viendo sus habilidades y, estoy seguro, que éstas nos contestarán todas las incógnitas que genera.

Volviendo a su empuñadura, vemos que puede ser utilizada con éxito en cualquier de los cometidos citados. Pero, si tenemos en cuenta que le podemos adosar cualquier dispositivo o mejora táctica gracias al raíl delantero, vemos que la balanza se inclina más hacia un arma táctica.

Si observamos la capacidad de poder regular el disparador, nos encaminamos más hacia cualquier de las disciplinas de tiro. Esta disposición nos permite adaptarla a nuestra forma de disparar. La citada regulación se lleva a cabo mediante un tornillo Allen, cuya llave acompaña la pistola. Esto permite el ajuste del segundo tiempo como en una auténtica arma de competición. Estos disparadores de aleación ligera y estriados en su frente, permiten un correcto asentamiento del índice. Y para mejorar su funcionamiento sin rozamientos parásitos del índice, se ha hecho un rebaje en el armazón.

Rematando a este conjunto de disparador, Kimber Stainless TLE RL II trae un martillo de perfil redondo para evitar enganchones en la ropa y agujereado para aligerarlo. Esto acorta el tiempo de percusión o lock time, haciendo que el disparo ocurra cuando debe y no un poco después. Otra ventaja de una percusión más rápida y ligera es que apenas afecta con movimientos extraños el instante más crítico del arma, justo antes de producirse el disparo.

Teniendo en cuenta el tipo de miras, vemos que son espartanas, basadas en los tres puntos. El alza sólo tiene corrección en deriva y va encastrada en cola de milano en la corredera, disimula su perfil gracias unos planos inclinados, que también sirven para un mejor desarrollo entre la ropa del usuario. Su perfil es bajo, dejándola ligeramente por encima del lomo de la corredera.

Talón de la empuñadura segrinado para dar el asimiento correcto a un arma de gran calibre

El punto de mira lleva un inserto de material sintético que complementa el sistema de tres puntos. Por todo esto, nos da a entender el fabricante que el raíl y sus posibilidades son el principal complemento de puntería, por tanto, nos volvemos a acercar a un arma táctica. También gira hacia ese sentido el hecho de la doble porción de estrías en la corredera para montar la pistola. Son de buen tamaño y permiten su accionamiento de forma segura con las manos húmedas. No así la falta de un seguro ambidiestro que la aproxima más al tiro deportivo. Aunque la pistola Team Match, que fue específicamente hecha para Recorridos de Tiro, contaba con una aleta de seguro ambidiestra.

Al igual que en todos los modelos de las Kimber, encontramos unos ajustes espectaculares. La sensación de soltar la corredera y ver como ésta avanza y el “cloc” de su cierre, es una experiencia de las que dan seguridad en el uso de un arma.

Como vemos, con la Kimber Stainless TLE RL II nos hallamos ante un empate entre sus cualidades de arma para tiro o táctica. Evidentemente, como de reglamento dado su alto precio y, valga el juego de palabras, el desprecio por quienes eligen el material para las Fuerzas de Seguridad, no la veo.

 

Sólo las armas precisas son interesantes

Cinco disparos a 25 metros dan una clara idea de lo que es capaz de hacer la pistola Kimber
Stainless TLE RL II

 

Esta pistola Kimber que he tenido oportunidad de probar estaba recamarada al .45 ACP, que como ya eh dicho en otras ocasiones me resulta más agradable de disparar que las nuevas versiones del 9 mm. Parabellum, cada vez más potentes y de seco retroceso.

Para la prueba utilicé una munición recargada con 6,4 grains de Óptima-A, pistón CCI 300 LP y un proyectil de RG de 230 grains de aleación. Es una receta que uso desde hace tiempo y que, además de tener un retroceso muy agradable y por tanto, controlable, suele dar una precisión extrema; nunca me ha dado problemas de encasquillamiento.

Con ella obtengo una velocidad en boca que ronda los 220 a 230 m/s; es decir, 721 p/s ó 754 p/s. Me gusta particularmente, pues al unir precisión y velocidad de disparo se gana mucho en un arma semiautomática.

La diana conseguid a 25 metros, creo que habla por sí misma.

José Cid