Isard en Freser-Setcases

Un paraíso para la caza

La reserva nacional de caza de Freser-Setcases tiene una extensión de 20.200 ha., situadas en los Pirineos orientales. Limita al norte con Francia y se encuentra situada entre Camprodon y Ribas de Freser. Son lugares destacables, el Valle de Nuria y la población de Setcases. La cota más alta, es el Puigmal (2.909 m.) La atraviesan los ríos Ter, Freser y Rigard.

 

Vegetación y fauna

La primera está compuesta por bosques de pino negro, abetos y abedules, en las cumbres hay prados alpinos que pasan gran parte del año cubiertos de nieve.

En cuanto a las principales especies cinegéticas, son el isard (sarrio), que fue el motivo de la creación de la reserva, el muflón procedente de Francia, que se mantiene en el valle de Nuria, el corzo, el jabalí, la liebre, el conejo y la perdiz pardilla. También hay una buena población de marmota, que ni es especie cinegética, ni está protegida, la mantienen en este “limbo” con el objeto de permitir su caza si su población se dispara.
La población de isard es muy abundante, gracias a que afortunadamente, la variedad de pestivirus que afecta a esta zona, no es letal, pero les inmuniza de nuevas infecciones. En otras zonas del Pirineo, como el Parc Natural del Alt Pirineu, se teme que la variedad de pestivirus que allí les afecta, que sí es letal, acabe extinguiendo tan bella especie. Se ha considerado la posibilidad de llevar isards de Freser-Setcases al Parc Natural del Alt Pirineu, para que infecten de la variedad de pestivirus no letal a la población autóctona, inmunizándolos así, a modo de vacuna, de la variedad letal. Todavía no se ha tomado la decisión, pues provocar contagios, es algo que se debe meditar mucho.
Las especies no cinegéticas, son buitre, quebrantahuesos, águila dorada, águila perdiguera, ratonero, lechuza, búho real, mochuelo pirenaico, pito negro, urogallo, marta, armiño y garduña. El lobo, es un visitante ocasional, pero frecuente de estas montañas.
En los ríos Freser, Rigard, Ter y sus afluentes, hay trucha autóctona.

A este paraíso, te voy a llevar, estimado y sufrido lector, a cazar un isard no trofeo. La cacería, debía tener lugar el 12 de marzo, pero las restricciones de circulación debido a la pandemia, nos obligaron a posponerla.

Eduard, guarda con el que debo cazar el isard, me pregunta si puedo ir el día 28 de abril, la predicción meteorológica, es de lluvia toda la semana, excepto la mañana del 28, así que no me lo pienso más y le respondo que la tarde del 27, estaré en el Hostal Sant Roc, de Camprodon.

 

Equipo de caza

Para la caza de alta montaña, necesito un rifle ligero y de tiro muy tenso. Llevaré pues mi muy preciso Bergara B14 del 243W. La munición, será Ballistic Tip de 90 grs. Recargada por mí, esta punta con tan buen coeficiente balístico, sale en boca del cañón a 954 m/s, lo cual me permite centrar el rifle con cero a 250 m., elevando tan solo 5 cm el tiro a 100 m. y con una caída de solo 30 cm a 400 m. Una trayectoria realmente tensa, necesaria para tiros lejanos, como son los de alta montaña.

El visor, es un DDoptics 2,5-15×56 N-FX de tercera generación con Ifiber. Tiene torreta balística y lo tengo regulado hasta 400 m.

 

27/4/21

El viaje, desde Sant Carles de la Ràpita hasta Camprodon, pese a la lluvia que me acompaña todo el camino, lo hago bastante relajado y en menos de 4 horas, pues casi todo el trayecto, discurre por autopista o autovía.

Me alojo en el Hostal Sant Roc, os lo recomiendo, es pequeño, pero de trato muy cordial y con una cocina casera agradable. Ceno pronto debido al toque de queda y como puedo pasear una hora todavía, aprovecho para ver el pueblo. Camprodon, es uno de los pueblos más bonitos que he visto en mi vida, enclavado en el Pirineo, lo atraviesan el río Ter y su afluente el Ritort, uniéndose en la población. Hay casas solariegas que son verdaderas mansiones. Si puedes, estimado lector, vista este pueblo, me darás la razón.

 

28/4/21

Me levanto a las 6 a.m. temiendo que siga lloviendo, pero compruebo con alegría que la predicción meteorológica no ha fallado, luce el sol, pero algunas nubes bajas se pegan a las montañas.  A las 7, 30 me recoge Eduard y una vez comprobada la documentación, tomamos la carretera que tras atravesar Setcases, nos lleva dirección Vallter. Durante el trayecto, revisamos dos cajas/trampa para atrapar perdices pardillas, en esta ocasión no había caído ninguna en la artimaña, pero si hubiera tenido éxito, les hubiera colocado un radio-transmisor para su seguimiento.

Veo que Eduard va relajado y está seguro que tendremos tiempo de lograr nuestro objetivo. Rápidamente me doy cuenta del motivo, pues empezamos a ver isards en cantidad, la densidad de población, es increíble.

Veo la primera marmota de mi vida y le digo a Eduard: mira, un gato. Yo mismo, me doy cuenta de mi error.

-Eduard, ¿llevas tapones para los oídos? Mi rifle lleva freno de boca y son necesarios.

-Sí llevo, pero me asombra que le hayas puesto un freno de boca a un 243W.

-No es para frenar el retroceso, es para evitar la re-elevación del rifle al disparar y ver la reacción del animal al disparo, en el visor.  Cazando solo, cuando disparas, como el rifle se levanta, no ves la reacción del animal al disparo, tienes que ir hasta el lugar donde estaba el animal, para saber si le has dado. Incluso haciendo esto, si no ha caído sobre su huella y no deja sangre en los primeros metros de su huida, puedes creer que no le has dado y perderlo por este motivo. Cazando con un guía, si el grupo de animales es numeroso, el guía te indica a qué animal disparar, tú puedes equivocarte y apuntar a otro, tras el disparo, el guía ve en sus prismáticos, marchar al animal que te indicó, indemne, y tú, debido a la elevación del rifle, no te has dado cuenta que, el tuyo cayó fulminado tras el disparo. Otro animal perdido.

-Tienes razón, eso ocurre.

Subimos con el pick-up hasta la cumbre, le he advertido a Eduard que, a mis 66 años, subo las cuestas muy lentamente. Desde allí, observamos que hay bancos de niebla dispersos por las montañas, se lo comento y me dice “tranquilo, subiendo con el coche he visto un valle donde no hay niebla y sí bastantes isards.”

Dejamos el coche entre la niebla y en los prados, vemos isards, ninguno de ellos es la hembra que busca Eduard, una vieja que no vaya a parir.

Llegamos al valle y solo quedan dos isards, ambos son hembras, pero una de ellas cumple con el perfil que buscamos.

-Carlos, ¿a qué distancia está la de la derecha?

-Mido con el Bushnell y me da una distancia compensada de 275 m.

-¿A qué distancia está ese rellano de abajo?

-75 m.

-Vamos, pues.

Llegamos al rellano y en el mismo, hay una roca que parece colocada exprofeso para apoyarse al disparar, colocamos sobre la misma las mochilas y apoyo el rifle.

Mido de nuevo la distancia y me da 234 m. de distancia compensada. con una pendiente de unos 45º, la distancia real, son más o menos 330 m. Pero la distancia que nos importa por la caída de la bala, es la compensada. No tengo pues necesidad de tocar la torreta balística, recuerda querido lector, que tengo el visor graduado a 250 m.

Eduard me confirma que dispare, tengo el visor en 15 aumentos y la cruceta en el codillo del animal, oprimo lentamente el gatillo y gracias a los tapones inteligentes, apenas oigo el disparo, pero sí el impacto de la bala haciendo carne. La isard no da un paso, solo se gira con la espalda arqueada. Eduard me felicita y dice que está muerta, ha quedado “amorcillada”. Le pido permiso a Eduard para disparar de nuevo y me dice que no hace falta, pero que, si quiero hacerlo, que lo haga. Disparo de nuevo y cae fulminada.

Tras comentar el lance, bajamos a cobrar el trofeo, la joven teckel de Eduard, que se porta de maravilla, da rápidamente con ella. La isard, tiene 14 años y ya no tiene dientes. La medición da 78 puntos, con un trofeo simétrico y abierto, muy bonito. Tras una sesión de fotos en el prado salpicado de preciosas flores de gentiana acaulis y gentiana verna, le cortamos la cabeza y lomos. Yo cargo con ello y bajo hacia la pista y Eduard, retrocede a buscar el coche y me recoge en una curva de dicha pista.

Tenemos todavía tiempo de visitar una jaula-trampa para isards que tampoco ha capturado nada y bajamos a comer en Can Jepet, (Setcases), un restaurante de mucha categoría, donde te sorprenden con un menú genial.

Llegando a Camprodon, comienza a llover. Prefiero regresar, que tenerme que quedar toda la tarde encerrado en el hotel. Para un próximo viaje, quedará la visita del Museo de “La retirada” de Camprodon y del Valle de Nuria. Si consigo un nuevo permiso de caza en la reserva, espero que me guíe de nuevo Eduard, es un placer cazar con él.

Carlos Mas