El omnipresente Kaláshnikov

“Un fusil para defender mi país” Mijail Kaláshnikov

No hay noticia luctuosa sobre atentados o conflictos en cualquier lugar del mundo donde no aparezca el fusil Kalashnikov en cualquier de sus formas y modelos. Tengamos en cuenta que con la base del mismo se han hecho escopetas, rifles deportivos, fusiles ametralladores, pistolas ametralladoras, etc. Este diseño sirve para todo.

En Rusia se lo ha utilizado como base para cualquier tipo de arma como el Tigre en 9 mm. o el Molot en .30-06, pero hay más: IMI de Israel sorprendió en su momento con su Galil, Vektor de Sudáfrica y la firma finesa Valmet con su RK62. Lo copiaron y desarrollaron con éxito. Se ha fabricado y fabrica en muchísimos países del mundo, de África a Afganistán y de ahí a Sudamérica. China ha producido inmensas cantidades de estas armas en multitud de diseños y tamaños. Existe hasta una versión para disparar arpones bajo el agua.

De hecho, se han detectado clones que ni siquiera llevan marcajes de fábrica o numeración producidas para fines inconfesables, como el terrorismo. Estos quedaron evidenciados en Afganistán, pero seguramente muchos países del ex-Bloque Soviético donde las fabricaron para “ayuda” a “ejércitos de liberación” de todo el mundo, también los hay. Por todo ello, la cantidad exacta de fusiles Ak-47 y su versión más moderna el Ak-74, en cualquiera de sus modelos, es imposible de conocer, pero se estima en unos 150 millones, con lo cual sería el arma de guerra más extendida del mundo. Tengamos en cuenta que de los Máuser de cerrojo, sumando todos sus modelos y diferentes procedencias, siempre se ha hablado de unos 100 millones.

Es un arma funcional, barata de fabricar, efectiva y confiable. Pero no solo estas bondades son las que le dieron el espaldarazo para su fama y difusión internacional, sino la voluntad del antiguo Bloque del Este en financiar conflictos en cualquier parte del mundo. Posteriormente a la caída de la Unión Soviética como proyecto político, se sabe que los gigantescos arsenales distribuidos por todo su territorio fueron abiertos y las armas pasaron a la clandestinidad de millones de soldados, terroristas y/o delincuentes.

 

Un fusil de postguerra

Mijail Timofeyevich Kaláshnikov fue un militar y diseñador de armas ruso nacido en el pueblo de Kurya, Siberia, el 10 de noviembre de 1919 y falleció el 23 de diciembre de 2013. Después de graduarse en la escuela secundaria, Kaláshnikov trabajó en el depósito de Matái (provincia de Almaty) del ferrocarril Turquestán–Siberia hasta 1938.

En 1939, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue llamado a filas y sirvió en un regimiento de tanques. Fue en ese momento cuando pudo dirigir un carro de combate T-34 contra los alemanes durante diversas acciones bélicas hasta que, en octubre en la batalla de Briansk, fue herido en un brazo por una bomba, obteniendo la graduación de Sargento Mayor y la condecoración de la Estrella Roja.

Mijáil T. Kalásnikov en su madurez.

Después de la hospitalización en 1942 quedó relevado del servicio activo y durante la convalecencia comenzó a estudiar el diseño de armas, desarrollando un subfusil y una carabina que no fueron aceptados por el Ejército Rojo. Sin embargo, sus conocimientos e ideas llamaron la atención de sus superiores y lo trasladaron al Instituto de Aviación de Moscú para trabajar con más recursos.

En 1944 Kaláshnikov ya tenía finalizado un fusil de asalto de fuego semi y automático. No obstante, continuó perfeccionando el diseño mientras el ejército hacía sus pruebas. En 1947, su diseño final era el AK-47 (acrónimo de Avtomat Kaláshnikov, modelo 1947), que fue adoptado como el fusil de asalto estándar del Ejército Rojo en 1949. Para desarrollarlo se basó en la filosofía del STG 44, en el cartucho 8 mm. Kurz, y en sus grandes posibilidades en cuanto a potencia de fuego. El AK-47 utilizaba el cartucho 7,62×39 mm. de potencia intermedia, muy similar a la del .30-30 Winchester. Posteriormente, desarrolló el AKM que fue adoptado en 1960. El AK-74 es una adecuación del AK-47 a un cartucho del calibre 5,45 mm.

Como premio a su creación, fue condecorado con la Orden de Stalin de Primera Clase, llegando a ser Diseñador General de Armas, aunque ninguna de sus creaciones tuvo el éxito del AK-47. Fue declarada como arma reglamentaria en los ejércitos de los países del Pacto de Varsovia. El primer encuentro entre Occidente y este fusil fue en la Guerra de Vietnam, donde el ejército de Vietnam del Norte y del Vietcong la utilizaban. Como el terreno de jungla de este país asiático hacía que los encuentros fueran a corta distancia y muchas veces se disparaba entre el follaje, el 7,62×39 funcionó mejor que el 5,56 del M16. Su acertada concepción causó tanto revuelo que hasta la revista Life de 1967 le dio su portada.

Dos Ak-47 rusos fabricados en los años 70.

En 1971, mientras, todavía trabajaba como principal diseñador en la planta de ingeniería de Izhmash del ejército ruso en Izhevsk, Mijaíl Kaláshnikov ganó el grado de coronel, con un doctorado honorario de la ciencia, de la ingeniería y la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, la Orden Patriótica de la Guerra de Primera Clase y la Orden de la Estrella Roja. En 1994 fue ascendido a mayor general y le fue concedida la Orden de Servicios Distinguidos a la Madre Patria. En octubre de 2004, el presidente ruso, Vladímir Putin, condecoró a Mijaíl Kaláshnikov con la Orden al Mérito Militar.

En 2006 lanzó una edición limitada de navajas de supervivencia, diseñadas con el mismo espíritu de su fusil: fabricación en serie e indestructibles. El estuche de la navaja tiene la forma del cargador de un AK-47.

El 10 de noviembre de 2009, para celebrar su 90 cumpleaños, fue condecorado por el presidente Dmitri Medvédev como Héroe de la Federación Rusa, la distinción más alta del país, diciendo: «La marca rusa que enorgullece a la nación».

El AK-47 es famoso por su funcionamiento en las condiciones climáticas más adversas, desde el desierto hasta las nieves y las junglas. Es el arma oficial de los ejércitos de 55 países, incluso figura en los escudos de varios Estados, en particular de África por su contribución a la descolonización, ejemplo es el caso de  Mozambique. En diciembre de 2007, el AK-47 era el arma de fuego de mayor producción de la historia, con más de 150 millones de unidades manufacturadas.

La URSS o Rusia hasta ahora nunca patentó sus derechos de inventor y se dice que Kaláshnikov jamás recibió dinero alguno por los millones de fusiles que se han vendido en todo el mundo.

Es el arma preferida por los terroristas y cárteles de la droga, entre los mexicanos se le conoce como «cuerno de chivo».

 

“Un fusil para defender mi país”

Esto fue lo que contestó, Mijail Kaláshnikov, cuando un periodista poco avispado le preguntó: “¿Si no se arrepentía de haber creado el fusil del terrorismo?” Como vemos la estupidez no solo es algo inherente a los estados y sus dirigentes, sino que está a la mano de cualquiera de todos los integrantes de la Humanidad.

Una rareza, este Ak-47 perdió su cierre de fuego semi y automático, pero algún armero de la tribu Pathán de Afganistán, lo arregló haciéndolo de cerrojo y adecuando un Mauser 98. La inventiva humana no tiene límite.

“Las armas no matan a la gente, la gente mata a la gente” este slogan lo decía en la década de 1960 y 70 la NRA o National Rifle Association de los Estados Unidos. Y tiene razón, las armas son objetos inanimados y como tal han servido para liberar países o esclavizarlos, restaurar la paz o declarar la guerra, defender la justicia o la injusticia. Carecen de voluntad.

Siguiendo con este postulado de que las armas son objetos inanimados es que debemos enfatizar en quien puede tenerlas y quién no. Hemos visto que el modelo estadounidense de “armas para todos”, en primera instancia, ha significado un fenómeno de violencia irracional que se ha llevado por delante miles de vidas de sus honestos ciudadanos. Pero el lector avisado habrá caído en cuenta que en la última frase he metido la coletilla de “en primera instancia” y no he caído en el tópico de todos los anti-armas. El por qué es sencillo, si comparamos a los Estados Unidos con su vecino del Norte, Canadá, con el que tiene una cultura muy similar, veremos un hecho que nos llamará la atención poderosamente, pues allí no ocurren desgracias como en los Estados Unidos.  El pánfilo de turno pensará “ej-que en Canadá no tienen tantas armas”. Craso error, en ese país tienen más armas per cápita que en su vecino del Sur.

Un Ak-47 con las montañas de Afganistán de fondo

Ante esto, debemos volver al slogan de “Las armas no matan a la gente, la gente mata a la gente” y si a esto le sumamos una cultura dura, donde la competencia feroz y sin piedad ni moral sustenta el Gran Sueño Americano, el conflicto está servido. Pues a este coctel de depredadores humanos se le sirve en bandeja instrumentos, como armas guerra, en forma de Ak-47, M-4, M-16, etc.

En Europa no vamos sobrados ni de buenos dirigentes políticos, funcionarios o reglamentaciones de armas, pero con salvedades donde la estupidez es mayor, todo el mundo cree que las armas deportivas pueden y deben estar en manos de ciudadanos honestos, mientras que las de guerra en las de los militares.

Todo está muy bien, pero seguimos con atentados como el de París del 7 de enero de 2015 contra el semanario Charlie Hebdo, donde fallecieron doce personas o en el realizado en el centro de esta ciudad y que comenzó en el Club Bataclán del 14 de noviembre del mismo año y así podría citar, desgraciadamente, miles de casos. Y siempre se repite el patrón hasta la saciedad. Todos estos se llevan a cabo con armas ilegales y en la mayoría se han utilizado fusiles Ak-47 debido a la facilidad que tienen los terroristas de conseguirlos.

La conclusión es fácil: Los gobiernos deben hacer tres cosas:

  1. proteger a sus ciudadanos trabajando más y de verdad.
  2. atacar más y de verdad al tráfico de armas ilegales.
  3. dejar y de verdad de joder a los ciudadanos honestos que son deportistas y/o coleccionistas de armas legales.

Saúl Braceras