Corzos en La Vall de Cardós

Con mi súper preciso Bergara B14 Hunter del 243W.

Estimado y sufrido lector, en esta ocasión, te llevaré a cazar dos corzos, un trofeo y otro selectivo, en uno de los lugares más bonitos del mundo, La Vall de Cardós, enclavado en El Parc Natural de l’Alt Pirineu, en el Pirineo leridano.

La Vall de Cardós, engloba los municipios de Ainet de Cardós, Anàs, Bonestarre, Benante, Cassibrós, Estaon, Lladrós, Ribera de Cardós y Surri. Por el valle discurre la Noguera de Cardós (río) y además, se hallan los lagos glaciales del valle de Estaon. Su patrimonio cultural, es un activo importante, cabe destacar la iglesia románica de Santa María de Ribera de Cardós y los puentes románicos de Cassibrós y de la Mare de Déu del Pont.

 

Flora

El Parque cuenta con una gran riqueza de flora. En la alta montaña domina la vegetación boreoalpina. Podemos diferenciar tres pisos: En el piso nival, por encima de los 3.000 m, dominan las nieves, canchales y neveros. En el alpino, los prados rasos, muy presentes en el Parque Natural. Y en el piso subalpino los grandes bosques de coníferas naturales, con extensos bosques de pino negro y, en menor medida, de abeto.

En las laderas soleadas del piso subalpino encontramos matorrales de enebro, gayuba y piorno. La vegetación climática de la media y baja montaña la constituyen los robles, el abedul y el carrascal; la presencia del haya es escasa. Ahora bien, la máxima extensión la alcanzan los bosques de pino rojo.

En las zonas deforestadas encontramos landas y prados. Siguiendo los cursos fluviales, se conservan algunos bosques de ribera bien desarrollados.

Fauna

Es el lugar con mayor diversidad de fauna de Cataluña y cabe destacar el urogallo, águila real, buitre, quebrantahuesos, perdiz nival y becada entre las aves; nutria, marta, isard (sarrio), muflón, corzo, ciervo europeo, gamo, jabalí y oso entre los mamíferos y madrilla, piscardo, trucha de arroyo y la exquisita trucha común de los ríos pirenaicos, entre los peces.

 

El equipo

Voy a usar mi súper preciso Bergara B14 Hunter del 243W, sobre el que va montado un visor de 2,5-15 aumentos y 56 mm de campana, equipado con torreta balística.

Siempre digo que este rifle tiene baraka (bendición divina). Lo estrené dando caza a un isard medalla de oro en La Cerdanya. Desde aquella cacería, además de un corzo en La Vall Ferrera y otro isard en Freser-Setcases, he cazado (trabajando en tareas de descaste), con este rifle y un Bergara BX11, también del 243W, un total de 1.109 reses (794 ciervos, 300 gamos y 15 jabalíes) con 1.300 disparos (incluyendo los de remate y los empleados en romper cuernas de ciervo, para evitar tentaciones a los furtivos). Estos números demuestran que usando la munición adecuada (por ejemplo, la que yo uso, Nosler Ballistic Tip de 90 grs. que sale en boca del arma a 954 m/s), este ligero rifle, de tiro súper tenso y de un calibre suave, equipado con una buena óptica, es perfectamente capaz de abatir, recechando, cualquier animal de la fauna ibérica. No tengas ninguna duda, tú haz tu parte, estimado lector, que es darle al animal en su sitio, el rifle hará el resto.

El arma, va equipada con freno de boca, lo que parece una incongruencia para un calibre tan suave. No lo es. Lo instalé para evitar la re-elevación del rifle al disparar y ver la reacción del animal al disparo, por el visor. Cazando solo, cuando disparas, como el rifle se levanta, no ves la reacción del animal al recibir el impacto, tienes pues, que ir hasta el lugar donde estaba el animal, para saber si le has dado o no. Incluso haciendo esto, si no ha caído sobre su huella y no deja sangre en los primeros metros de su huida (cosa muy común), puedes creer que no le has acertado y perderlo por este motivo.

 

La cacería

19/5/21

A las 8 de la tarde, llego al hotel Saloria, en Alins. Los propietarios de este pequeño y encantador hotel son ya unos amigos para mí. Josep, cocinero y propietario, después de darme un abrazo, me comenta que dejaremos para mañana, el guiso de colmenillas. Estas setas, en todos los libros sobre micología que he consultado, están catalogadas como tóxicas, pero bien procesadas son exquisitas. El proceso, consiste en secarlas y posteriormente, el día que se vayan a consumir, escaldarlas en agua hirviendo durante 10 minutos. A continuación, se tira el agua, que queda negra y recoge toda la toxina. Ya están listas para su consumo.

Con Jaume, el agente de Forestal Catalana (empresa pública de la Generalitat de Cataluña, que realiza una variada gama de actuaciones medioambientales, entre ellas, la gestión de recursos de fauna), he acordado que me recogerán mañana a primera hora, a las 5,45.

 

20/5/21

Me equivoqué al poner el despertador y me despierto 5 minutos antes de la hora de recogida, me visto y cojo el material de caza apresuradamente. Cuando abro la puerta del hotel, ya me están esperando perfectamente uniformados, los agentes de Forestal Catalana. Jaume, un buen profesional que me ha demostrado su saber hacer cada vez que he cazado con él. Angel, un joven y entusiasta cazador, para el que hoy es su primer rececho como agente. Y, por último, Albert, un muchacho con gran afición, que ha terminado sus estudios de medio ambiente y que ahora tiene un contrato de prácticas con la empresa.

Mientras revisan mi documentación, me tomo un ligero desayuno y salimos en su pick-up hacia la vecina Vall de Cardós. Nos dirigimos directamente a unos prados que hay en el fondo del valle, por debajo del pequeño pueblo de Benante. Allí tienen localizado un corzo de buen trofeo y muy peculiar.

Dejamos el vehículo al final de los prados y subimos recechando. Amanece soleado y sin viento, los corzos, se dejan ver, pero el “nuestro”, no aparece. Al llegar a la altura del pueblo, vemos uno bueno; se encuentra en un macizo de rocas que dominan los prados. Los agentes montan sus catalejos y les gusta lo que ven, Jaume me lo muestra en su anteojo y, desde luego, es un buen trofeo y simétrico.

Carlos, no es el que buscamos, pero es un buen trofeo, ¿qué quieres hacer?

Aconséjame tú, Jaume.

Yo esperaría a ver si podemos cazar el “nuestro”, es un trofeo con mucha personalidad.

Eso haremos, pues.

Seguimos buscando, pero el “nuestro”, no aparece. Decidimos pues cambiar de zona de caza. Tomamos el coche y retrocedemos hacia Cassibrós; al tomar el desvío, Albert y Angel, que tienen vista de halcón, nos avisan que han detectado un corzo en la vertiente opuesta del valle. Paramos y montan los catalejos y, tras una breve observación, Jaume me dice, “Carlos, ya lo tenemos”.

Retrocedemos y dejamos el coche en un camino junto a la carretera. Iniciamos el rececho y subimos cubiertos por la vegetación hacia el rincón del último prado, allí está el corzo pastando cerca de unas yeguas. Llegamos al margen del bancal, que nos ofrece buen apoyo y pongo el Bergara en posición. El corzo está de frente, esperaré a que se atraviese y, de paso, a que se tranquilice mi corazón, que late con fuerza.

El animal, que está a 150 mts., sigue pastando tranquilo, no nos ha visto. Paulatinamente, se va girando hacia su izquierda y me ofrece la paleta, allí le coloco la cruz del visor y lentamente oprimo el disparador. Por el visor, veo como salta y estira todo su cuerpo al recibir el impacto. Desaparece tras la vegetación, pero Jaume lo ve caer tras una corta carrera de 20 metros.

Es un trofeo muy bonito, grueso, largo, perlado, con las rosetas ya caídas, solo tiene una característica mejorable, las puntas posteriores o garcetas, son cortas. Contentos por el lance, iniciamos la sesión de fotos. Los agentes, comentan algo que no entiendo sobre selectivos, pregunto y Jaume me dice,

¿No has visto lo cortas que tiene las puntas posteriores? Este es un selectivo que tenía localizado Angel.

¡¡¡Yo creí que era el trofeo que buscábamos!!!

Angel me muestra el bonito vídeo que ha grabado del lance y otro vídeo, de hace unos días, del mismo corzo pastando.

Cargamos el selectivo y retrocedemos hacia el rincón de Benante. Descendemos hasta el fondo del valle y allí descubre Jaume a “nuestro” corzo, pero desaparece inmediatamente. Tomamos altura, sin conseguir volver a verlo. No queremos escamarlo más, lo dejaremos para la tarde.

Regresamos al hotel y los agentes toman medidas y muestras del corzo. A continuación, lo avían y separan y limpian el trofeo.

Tras el almuerzo, nos citamos a las 6 de la tarde, al mediodía hace demasiado calor para que los corzos se dejen ver. Yo aprovecho para descansar y tomar una buena ducha, cosa que no he tenido tiempo de hacer esta mañana.

Me recogen puntuales y volviendo a Benante, nos instalamos sobre el roquedal que domina los prados donde sale “nuestro” ejemplar. Es pronto para que asomen los corzos; Ángel, que tiene al nuestro perfectamente controlado, incluso me muestra un vídeo del mismo rumiando. Me dice que sale todas las tardes a la 7,30. A esa hora, localiza uno a 450 metros, acostado en lo alto de una pedriza, pero no es el “nuestro”.  Sobre las 8, un corzo nos ladra desde el bosque que, a nuestra derecha, hay por encima de la carretera, pero no conseguimos verlo.

Pasa el tiempo y comienza a soplar un viento helado que baja de las cumbres nevadas. La temperatura desciende rápidamente y eso no les gusta a los corzos; no vemos ninguno y ya es hora de que hayan salido a pastar a los prados.

A las 8,30 vemos fugazmente bajar hacia la carretera uno en un claro del bosque, pero se cubre rápidamente. Pasa el tiempo y volvemos a verlo más abajo, esta vez hay tiempo de mirarlo con los catalejos, es el “nuestro”, pero se vuelve a cubrir.

A las 9, sale a la carretera y en lugar de cruzarla, camina tranquilamente hacia el pueblo, cuando llega a escasos 100 metros de las casas, retrocede hasta una senda y, bajando por ella, se oculta en el bosquete que hay entre Benante y el roquedal en el que nos hallamos.

Comienza a oscurecer y Jaume decide bajar él solo al otro extremo del prado para dominar una zona que desde nuestra posición no vemos. Si ve algo nos llamará por teléfono para hacérnoslo saber.

Veo en el bosquete una hembra con su cría, más tarde Ángel, me muestra un corzo joven y poco después un jabalí, pero “nuestro” corzo no asoma.

El viento nos ha dejado helados y la luz es ya muy escasa, me levanto y le digo a Angel “mañana será otro día”, recogemos el equipo y comenzamos el regreso hacia el coche. En ese momento, suenan nuestros teléfonos. Jaume nos está llamando, cuando conseguimos comunicar, nos dice que “nuestro” corzo ha salido a los prados. Rápidamente, Ángel se va a buscar el coche y Albert, cargado con dos mochilas y un catalejo, sale a paso rápido y me dice que lo siga. Yo no he visto todavía dónde está el corzo; me limito a seguir a Albert que tiene claro dónde ir. Llegamos a una atalaya y, tirando una mochila al suelo, me dice que dispare.

¿Dónde está el corzo?

¿Ves el árbol inclinado?, pues detrás.

Apunto hacia donde me indica y con la escasa luz, pues son ya las 9,40 h. veo un bulto y para asegurarme pregunto,

¿A la izquierda del poste de la luz?

No, a ese no, al de la derecha.

Efectivamente, allí hay otro bulto, si disparo al primero, hubiera matado seguramente a una hembra que, con su cría, acompaña al macho. Intuyo más que veo, que en la línea de tiro, hay ramaje de los arbolillos que rodean el prado, pero no tengo otra opción, a 258 metros disparo y el corzo, ni tan siquiera se entera, sigue en el mismo sitio. Me apresuro a disparar de nuevo, y el resultado es el mismo, el corzo, comienza a caminar agachado hacia la derecha, Albert, me dice que dispare de nuevo. Pienso que es ahora o nunca, mañana ya no lo veremos. Me digo a mí mismo que tengo mi súper preciso Bergara en mis manos, apunto un poco más alto y disparo, por el visor veo al corzo caer levantando las manos. La alegría de Albert y Ángel es indescriptible, yo me dejo felicitar, pero tengo dudas sobre lo que he cazado, no sé si tan solo si era un macho, pues con la oscuridad, no le veía ni los cuernos. Nos reunimos con Jaume, y vamos a buscar nuestra pieza con la linterna. Encontramos el lugar donde ha caído, hay abundante sangre; siguiendo su rastro lo encontramos muerto en el bancal de arriba. Ángel que va delante, muestra la cabeza y Jaume me da un abrazo, yo siento un alivio tremendo, ¡¡¡no he cazado una hembra!!!.

Cuando me acerco entiendo la alegría y entusiasmo de los agentes, es un trofeo precioso. Una de las luchaderas es casi tan gruesa y larga como la guía. La otra tiene dos puntas. Estos detalles lo hacen muy especial. Pero, además, tiene unas grandes rosetas y es grueso y perlado. Sin duda mi mejor trofeo de corzo.

Hacemos unas fotos con flash del trofeo y vamos al hotel a celebrarlo cenando un risotto de colmenillas inolvidable, acompañado de un buen cava. Dejamos para mañana, con luz de día, la sesión de fotos, el avío del animal y la preparación del trofeo.

Quiero dar las gracias a Forestal Catalana, por la profesionalidad, amabilidad y entrega de sus agentes antes y durante la cacería, sin los que no hubiera sido posible el éxito de la misma.

Carlos Mas