Cargador Rápido Mata

Era una excelente idea, pero los cambios en armamento fueron más fuertes

Onofre Mata fue un oficial del ejército español que en 1883 patentó el cargador rápido que lleva su nombre. Estaba pensado para optimizar un fusil con el cual todo el mundo estaba encantado, me refiero al Remington Rolling Block. Éste había demostrado su excelencia en casi todos los rincones del mundo, era económico, fácil de limpiar y tenía una gran precisión.

Desde su introducción a mediados de la década de 1860 hasta inicios del siglo XX gozó de un gran predicamento en las fuerzas armadas de muchísimos países. Como ya hemos visto en otros artículos, fue una mejora del ingeniero en jefe Joseph Rider de Eliphalet Remington & Sons Arms Co., al diseño del armero Geiger.

El Cargador Rápido Mata era un verdadero sistema de repetición, no como otros que sólo transportaban la munición del arma.

Este cierre ganó muchos adeptos por ser extremadamente fuerte, inclusive con las presiones producidas por las nuevas pólvoras sin humo que empezaron a emplearse a finales de la década de 1880.

De hecho, se lo recamaró a gran cantidad de cartuchos, como: de percusión anular 12,17 x 42 R, 12,17 x 44 R, y el 12,17 x 44 R. En cuanto a la percusión central: .43 Egipcio; .43 Spanish (11,15 x 57 R Español), .50-70 Government, .45-70 y muchos más. Los últimos modelos que se fabricaron empleaban los cartuchos de pólvora sin humo, como: 7 x 57 Mauser.30-03 Government, 7,65×53 Argentino, 8mm. Noruego y 8 x 50 R Lebel.

Ante la proximidad de la Primera Guerra Mundial, la Royal Navy británica compró 4.500 fusiles Rolling Block de 7 mm de un lote sobrante de Remington tras el cese de su producción. Estos fueron suministrados a las tripulaciones de dragaminas y buques-Q.2 Pero aún el Rolling Block no había dado el canto del cisne, pues en noviembre de 1914 se reinició su producción para el contrato francés de fusiles que empleasen el cartucho 8 x 50 R Lebel, designados en Francia como «Fusil Remington modèle 1914». Para 1916 se habían suministrado 100.291 fusiles, los cuales equiparon unidades de segunda línea.

Muchos fueron los usuarios: Argentina, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dinamarca, Ecuador, Jedivato de Egipto, El Salvador, España, Estados Pontificios, Estados Unidos, Filipinas: Katipunan, Francia, Grecia, Honduras, Imperio Austrohúngaro, Imperio del Brasil, Italia, Japón, México, Mónaco: Compagnie des Carabiniers du Prince, Noruega, Países Bajos, Persia, Perú, Puerto Rico, Reino Unido, República Dominicana, Suecia y Uruguay.

Como vemos, la aceptación fue total, por ello cuando comenzaron a aparecer los primeros fusiles repetidores, ningún gobierno quiso renunciar a sus Rolling Block y se impusieron la tarea de tratar de acelerar la carga y recarga de cartuchos a estos fusiles y carabinas monotiros.

Vista superior del Cargador Rápido Mata. Obsérvese que el asa del cierre ha sido prolongada.

Cargador Rápido Mata

Mientras que vemos soluciones más que obvias como la de los daneses en su carabina Rolling Block modelo 1905 o la de los británicos en sus Martini Henry de colocar simplemente un depósito con cartuchos en el lateral y que asomaban sus culotes para que el tirador los tuviera próximos a la recámara del fusil, Onofre Mata fue mucho más allá. Y lo hizo desarrollando un sistema de alimentación, no un mero cargador de transporte, como el danés o el británico.

Como vemos en las fotos, era un cajetín de chapa plegada que almacenaba los cartuchos y que, una vez montado el martillo y abierto el cierre de la recámara, se abría la tapa y servidor del cargador que mostraba un cartucho y a dedo se introducía éste. Al cerrar el cierre de la recámara, que estaba dotado de un asa más larga, se cerraba la tapa del cargador y el arma quedaba lista para disparar.

A su vez, la tapa del cargador cogía un nuevo cartucho para la próxima recarga.

Si nos detenemos a pensar un poco, se requería una acción más para todo el proceso de recarga de un nuevo cartucho que si usásemos un rifle de cerrojo de repetición.

Vista frontal del lado izquierdo del Cargador Rápido Mata montado en un fusil Remington Rolling Block.

 

Las acciones serían las siguientes en el Cargador Rápido Mata:

1º Montar el martillo.

2º Abrir el cierre.

3º Abrir la tapa y servidor del cargador.

4º Introducir a dedo el nuevo cartucho.

5º Cerrar el cierre del arma (que también cerraba la tapa del cargador) y ya estaba listo para hacer fuego.

Bien, ahora veamos en un rifle de cerrojo de repetición:

1º Abrir y montar el cerrojo.

2º Retroceder el cerrojo para que coja un nuevo cartucho.

3º Avanzar el cerrojo para introducir en nuevo cartucho en recámara.

4º Cerrar el cerrojo

El Cargador Rápido Mata con su tapa y servidor abierto.

Vista trasera donde observamos que se adosaba perfectamente al arma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Cargador Rápido Mata fue un acierto en su momento y solo lo derrotó el cambio de calibre y tipo del deflagrante que los nuevos cartuchos utilizaban

Fácil y barato de producir… y muy efectivo.

 

 

 

 

 

 

 

Con esto quiero dejar claro que el invento era bueno y que daba más vida al fusil Rolling Block. Lo que finalmente ocurrió, es que además del problema de la repetición, que como digo estaba muy solucionada con el Cargador Rápido Mata, el cambio de pólvoras de negra a sin humo y la reducción del calibre terminó por imponer la necesidad de nuevas armas de repetición. Y en este campo las de cerrojo ganaron la partida por ser más sencillas de fabricar que otras. Por ejemplo, era más fácil y económico producir un Mauser modelo 1893 que un Winchester Modelo 1895.

Autor: José Cid